El reto de la presbicia (III). La opción radical: intercambio del cristalino por una lente intraocular multifocal
Entre las opciones para tratar la presbicia, quizá la más efectiva hoy día sea la que emplea lentes intraoculares (LIO) multifocales, ya que éstas permiten compensar incluso una pérdida completa de la acomodación. Es, por otra parte, la opción más radical, ya que implica la extracción del cristalino como se hace en caso de cataratas.
Durante las últimas décadas, las LIO multifocales han mejorado mucho su eficacia y seguridad. Clásicamente tenían sólo dos focos: para lejos y para cerca (bifocales), a los que en modelos más recientes se añade un tercero intermedio (trifocales) a unos 60-80 cm, la distancia a una pantalla de ordenador. Como la LIO es solidaria con el ojo, no podemos escoger una parte de la óptica como con las gafas bifocales o progresivas. Las LIO bi- y trifocales incorporan varias ópticas superpuestas que generan imágenes enfocadas a cada distancia. La retina (y el cerebro) se encarga de escoger la que interesa en cada momento. Aunque pueda parecer sorprendente, esto funciona: el paciente tendrá buena agudeza visual de lejos y de cerca, siempre que los cálculos hayan sido correctos y no existan otras condiciones oculares que puedan limitarla.
Pero, como comentaba en la entrega anterior, por ahora ningún método restaura la acomodación fisiológica y todos tienen alguna limitación. Una LIO con varios focos obligatoriamente reparte la luz, de forma que cada foco dispone de sólo una parte, sin contar las pérdidas propias del sistema óptico. Esto causa cierta reducción en la intensidad y el contraste –que en general es muy poco perceptible pero hace necesaria una buena luz para leer-, así como algunos fenómenos como los halos nocturnos, aunque éstos tienden a disminuir con el tiempo por “neuroadaptación”. Los distintos modelos de LIO multifocal varían en algunas ventajas e inconvenientes, y su elección dependerá de las necesidades de cada paciente y otros factores.
En los présbitas sin catarata, esta cirugía se justifica más fácilmente si además hay un defecto refractivo como una miopía o hipermetropía, que podrá corregirse al mismo tiempo. La situación más controvertida es la del présbita emétrope que ve muy bien de lejos sin gafas pero tiene dificultad para cerca. Aunque la visión con una LIO multifocal no es exactamente como la de un joven, se ha estimado que empieza a compensar –incluso una bifocal- a partir de los 55 años de edad.