El exceso de grasa en el cuero cabelludo puede provocar picores, caspa y alopecia
La piel del cuero cabelludo, a diferencia del resto del cuerpo, cuenta con una mayor densidad de folículos pilosos de gran tamaño, drenados por glándulas sebáceas, responsables de la producción del sebo, una sustancia formada por una mezcla de grasas, colesterol y proteínas, cuya función principal es lubricar el cabello y evitar que se reseque. Cuando esta producción se torna excesiva da como resultado un cuero cabelludo graso, que puede derivar en cabello graso y caspa. En algunos casos severos, cuando hablamos de dermatitis seborreica en el cuero cabelludo se puede producir también caída de cabello (alopecia seborreica). Esta caída es debida al exceso de sebo acumulado en el cuero cabelludo, el cual interfiere en el ciclo vital del cabello taponando el folículo piloso y estimulando la formación de dihidrotestosterona.
Las causas del cuero cabelludo graso pueden ser hereditarias, pero también influyen las fluctuaciones hormonales, el estrés excesivo, comer demasiados alimentos grasos o usar hormonas androgénicas.
Una de las posibles consecuencias de un cuero cabelludo graso es la aparición de caspa grasa. La caspa es un proceso de descamación excesiva de la piel del cuero cabelludo, que unida al sebo producido por los folículos pilosos da como resultado la formación de hojuelos visibles a simple vista, que tienden a acumularse en el cabello y en los hombros. La caspa grasa se produce cuando las glándulas sebáceas generan una cantidad mayor de sebo provocando que la caspa se adhiera al cuero cabelludo y al cabello.
Un exceso de grasa en el cuero cabelludo repercute en el aspecto del cabello, ya que el sebo tiende a acumularse en el pelo, especialmente en la raíz, propiciando una apariencia grasosa, descuidada y apagada del cabello.
Pautas para el cuidado diario del cabello graso
Para un cabello que al día siguiente del lavado ya está grasiento se recomienda un lavado diario. Más de una vez al día puede ser contraproducente ya que en cada lavado desprendemos gran parte de los aceites naturales del cabello. En consecuencia el exceso de lavado estimula la producción de sebo por parte de las glándulas sebáceas para compensar esta pérdida.
Al lavar el cabello debemos procurar no masajear en exceso el cuero cabelludo, dado que de esta forma también estimulamos las glándulas sebáceas y aumentamos la secreción de sebo.
No es aconsejable lavar el cabello con agua caliente, ya que ayuda a mantener los poros abiertos y por ende aumenta la producción de sebo. Idealmente enjuagar el cabello con agua tibia y finalizar el baño con un segundo aclarado con agua fría para favorecer el cierre de la cutícula y estimular la circulación sanguínea.
Después de cada lavado es recomendable secar el cabello a fondo y de manera suave con una toalla seca, presionando el cabello de las raíces a las puntas, sin frotar, procurando no masajear en exceso.
El calor y el aire caliente estimulan las glándulas para producir más sebo; si se usa secador, hay que hacerlo a baja temperatura y a una distancia mínima de 25 cm para evitar recalentar el pelo y deshidratarlo.
Alisar el cabello con el secador o con la plancha también puede acelerar la producción de aceites sebáceos.
Por último, procurar cepillarse con suavidad evitando una vez más masajear en exceso las glándulas sebáceas del cuero cabelludo.
Aunque parezca obvio, elegir productos capilares específicos para el cuero cabelludo graso es básico para la salud y la belleza del cabello. Mantener el equilibrio apropiado del pH y evitar productos que engrasen o que estimulen la producción de sebo es fundamental.