El consumo regular de carne roja procesada se asocia a un mayor riesgo de demencia

Se confirma: comer de forma regular carne roja procesada eleva el riesgo de demencia y de deterioro cognitivo. Pero, suplirla por otros alimentos, reduce las posibilidades.

El consumo de carnes rojas ya está perfilado como un factor de riesgo de enfermedades crónicas, incluidas las cardiovasculares y la diabetes tipo 2.  Ahora, datos de un nuevo estudio añade que las personas que comen de forma regular carne roja procesada -tocino, bacon, salchichas y embutidos de estas características-, tienen más probabilidades de presentar un mayor riesgo de deterioro cognitivo y demencia en comparación con aquellos que comen muy poca carne roja.

Estos datos, que se presentaron de forma preliminar en la última Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer, se confirman ahora con su publicación en Neurology. Los datos se han extraído del Estudio de Salud de Enfermeras (NHS) y el Estudio de Seguimiento de Profesionales de la Salud (HPFS), de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH), de Estados Unidos, que estudian prospectivamente la salud y el estilo de vida de miles de participantes, lo que puede influir en el riesgo de enfermedades crónicas como la demencia. Los estudios incluyen décadas de información sanitaria detallada, incluidas las dietas típicas de los participantes, que se actualizan cada 2 a 4 años.

Para Dong Wang, del Brigham and Women’s Hospital en Boston, equipo que ha llevado a cabo el análisis, la carne roja procesada, por su alto contenido en grasas saturadas, ha demostrado en estudios anteriores que aumenta el riesgo de diabetes tipo 2 y enfermedades cardíaca, patologías que a su vez se asocian a una menor salud cerebral.  El estudio ha encontrado que la carne roja procesada puede aumentar el riesgo de deterioro cognitivo y demencia, pero la buena noticia es que también descubrió que reemplazarla con alternativas más saludables, como nueces, pescado y aves, puede reducir el riesgo de una persona”. Para examinar el riesgo de demencia, los investigadores incluyeron a un grupo de 133.771 personas con una edad media de 49 años que no tenían demencia al inicio del estudio. Se les hizo un seguimiento de hasta 43 años. De este grupo, 11.173 personas desarrollaron demencia. Los participantes completaron un diario de alimentación cada dos a cuatro años, enumerando lo que comían y con qué frecuencia.

Los investigadores definieron la carne roja procesada como bacon, tocino, salchichas, embutidos, salami, mortadela, entre otros productos cárnicos procesados. Definieron la carne roja no procesada como carne de res, cerdo, cordero y hamburguesa. Una porción de carne roja es de tres onzas, aproximadamente el tamaño de una baraja de cartas, según la medición estadounidense.

Diferencias entre carne procesada y no procesada

Los investigadores calcularon cuánta carne roja comían en promedio los participantes por día, encontrando que aquellos que consumían dos porciones de carnes procesadas a la semana tenían un 14% más de riesgo de demencia comparado con quienes consumían menos de tres porciones al mes. Sin embargo, el consumo de carne roja no procesada no mostró un aumento significativo en el riesgo.

En cuanto a la carne roja procesada, dividieron a los participantes en tres grupos: el grupo de bajo consumo comía una media de menos de 0,10 raciones al día; el grupo de consumo medio comía entre 0,10 y 0,24 raciones al día; y el grupo de consumo alto, 0,25 o más raciones al día.

Después de ajustar factores como la edad, el sexo y otros factores de riesgo para el deterioro cognitivo, los investigadores encontraron que los participantes en el grupo alto de consumo tenían un riesgo 13% mayor de desarrollar demencia en comparación con los del grupo bajo.

En el caso de la carne roja sin procesar, los investigadores compararon a personas que comían un promedio de menos de media porción por día con personas que comían una o más porciones por día y no encontraron una diferencia en el riesgo de demencia.

Para medir el deterioro cognitivo subjetivo, los investigadores analizaron un grupo diferente de 43.966 participantes con una edad promedio de 78 años. El deterioro cognitivo subjetivo ocurre cuando una persona informa problemas de memoria y pensamiento antes de que el deterioro sea lo suficientemente grande como para aparecer en pruebas estándar.

Deterioro cognitivo subjetivo y objetivo

 El grupo con deterioro cognitivo subjetivo respondió encuestas para evaluar su propia memoria y habilidades de pensamiento dos veces durante el estudio.

Después de ajustar factores como la edad, el sexo y otros factores de riesgo de deterioro cognitivo, los investigadores encontraron que los participantes que comían un promedio de 0,25 porciones o más por día de carne roja procesada tenían un riesgo 14% mayor de deterioro cognitivo subjetivo en comparación con aquellos que comían un promedio de menos de 0,10 porciones por día.

También encontraron que las personas que comían una o más porciones de carne roja sin procesar por día tenían un riesgo 16% mayor de deterioro cognitivo subjetivo en comparación con las personas que comían menos de media porción por día.

Para medir la función cognitiva objetiva, los investigadores analizaron un grupo diferente de 17.458 participantes femeninas con una edad promedio de 74 años. La función cognitiva objetiva es qué tan bien funciona el cerebro para recordar, pensar y resolver problemas. Este grupo realizó pruebas de memoria y pensamiento cuatro veces durante el estudio.

Después de ajustar factores como la edad, el sexo y otros factores de riesgo para el deterioro cognitivo, los investigadores encontraron que comer carne roja más procesada se asociaba con un envejecimiento cerebral más rápido en la cognición global con 1,61 años con cada porción adicional por día y en la memoria verbal con 1,69 años con cada porción adicional por día.

Por último, los investigadores descubrieron que sustituir una ración diaria de carne roja procesada por una ración diaria de frutos secos y legumbres se asociaba a un riesgo un 19% menor de demencia y 1,37 años menos de envejecimiento cognitivo. Hacer la misma sustitución de pescado se asociaba a un riesgo un 28% menor de demencia y sustituirlo por pollo se asociaba a un riesgo un 16% menor de demencia.

“Reducir la cantidad de carne roja que se consume y reemplazarla por otras fuentes de proteínas y opciones vegetales podría incluirse en las pautas alimentarias para promover la salud cognitiva”, indica Wang, quien subraya que se necesitan más investigaciones para evaluar los hallazgos en grupos más diversos. El profesional también ha destacado que una limitación del estudio fue que se centró principalmente en profesionales de la salud blancos, por lo que los resultados podrían no ser los mismos para otras poblaciones raciales, étnicas y de sexo y género no binarios. Raquel Serrano (DM)

También te podría gustar...