El capital privado en el ámbito de la salud

Por Borja Sangrador, socio de EY-Parthenon, responsable de Health & Life Sciences en España y Europa.

El sector salud vive un momento clave en España. El envejecimiento demográfico, la cronicidad y la presión asistencial exigen reforzar el sistema sanitario mediante inversión, innovación y visión a largo plazo. La colaboración público-privada es, más que conveniente, imprescindible.

Después de realizar un análisis exhaustivo del sector y una encuesta complementada con entrevistas a inversores, la conclusión es clara: el capital privado en salud no es coyuntural, sino una apuesta estratégica y un sector clave para seguir invirtiendo en el futuro.

En 2024 el tamaño de las transacciones en el sector repuntó. El private equity estuvo involucrado en un 60% de las transacciones, el porcentaje más alto de los últimos cinco años, reflejando así la búsqueda de activos estratégicos, la necesidad de consolidación y una demanda sostenida de innovación.

De cara a 2025, se anticipa que la inversión se centrará en subsectores innovadores, escalables y de alto impacto; por ejemplo: prevención de riesgos laborales, clínicas y tecnología dental, tecnología médica (MedTech), distribución sanitaria, salud animal, residencias de mayores, Nutracéuticos, CMOs y CDMOs, cosmética, OTC y consumer healthcare. Muchos de estos mercados, todavía fragmentados, ofrecen oportunidades Buy & Build, con margen para profesionalizar estructuras y ganar escala.

Paralelamente, la salud digital y la tecnología aplicada están redefiniendo el modelo asistencial; la telemedicina, los dispositivos conectados y la inteligencia artificial aplicada a predicción y diagnóstico aceleran la transformación. Las valoraciones más elevadas se concentran en compañías tecnológicas escalables, reflejando el interés inversor.

Además de solidez económica, el sector salud brinda un retorno social directo que se traduce en un mejor acceso a servicios, prevención, diagnóstico precoz y bienestar, una combinación de rentabilidad y propósito que atrae al inversor a largo plazo.

No obstante, la regulación cambiante, la presión por ganar rentabilidad, la necesidad de innovación constante y la integración de criterios ESG exigirán más especialización y eficiencia operativa. La sostenibilidad dependerá asimismo de una colaboración público-privada estable que trascienda ciclos políticos y garantice la viabilidad del sistema. Estamos en un momento apasionante y en los próximos años veremos nacer empresas de mayor tamaño, mayor solidez y capacidad de invertir y diferenciarse.

También te podría gustar...