El cáncer supera a la enfermedad cardiovascular como principal causa de mortalidad
Sucede en países con altos ingresos.
Los datos del estudio PURE, que se ha presentado en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología, que acaba de celebrarse junto con el Congreso Mundial de Cardiología en París, señalan que las muertes por cáncer duplican a las producidas por las enfermedades cardiovasculares en los países con ingresos altos.
El investigador principal, Salim Yusuf, profesor de la Universidad canadiense McMaster, explicó que el hecho de que la mortalidad por cáncer sea el doble de frecuente que la cardiovascular hará que la mortalidad por cáncer se convierta en la principal causa de muerte en todo el mundo. Sin embargo, en los países con ingresos medios o bajos las enfermedades cardiovasculares continúan siendo la principal causa de mortalidad, y esto puede deberse no a una mayor presencia de factores de riesgo, sino de que las personas de estos países tienen una menor calidad de vida y una atención médica más deficiente que la que se oferta en los países con altos ingresos.
El PURE es un estudio de seguimiento que analiza el efecto de los factores macro y microeconómicos en el estilo de vida y los factores de riesgo alimentarios en la enfermedad cardiovascular. Para hacer este trabajo, se revisaron los datos de 162.500 personas adultas con edades comprendidas entre los 35 y los 70 años durante un periodo de seguimiento de 9,5 años.
Entre los países de altos ingresos se situaban Canadá, Arabia Saudí, Suiza y Emiratos Árabes; los de los ingresos medios eran Argentina, Brasil Chile, China, Colombia, Irán, Malasia, Palestina, Filipinas, Polonia, Turquía y Sudáfrica, y Bangladesh, India, Pakistán, Tanzania y Zimbague estaban a la cola.
Yusuf dijo que los resultados que se han visto en estos países se pueden trasladar a otros con similares situaciones económicas, sociales y sistemas de salud parecidos. Para él, además del aumento de la mortalidad por cáncer en los países con altos ingresos, las principales conclusiones del PURE son que en estos países la mayoría de las muertes e ingresos hospitalarios se debieron a enfermedades no transmisibles (no infecciosas), que la alta tasa de enfermedad cardiovascular y de mortalidad por dichas enfermedades de los países con bajos ingresos comparada con la de los países con más ingresos no se relaciona con los factores de riesgo cardiovascular, que en estos países son menos frecuentes, y que hay una hay una asociación inversa entre la atención sanitaria y tratamientos que han probado su eficacia en el manejo de la enfermedad cardiovascular y las muertes, “por lo que podemos decir que la menor calidad asistencial puede justificar, en parte, esa mayor mortalidad en los países con menos ingresos”.
El autor del PURE ha concluido que la alta tasa de enfermedades cardiovasculares y de mortalidad cardiovascular en los países de bajos ingresos está relacionada con las diferencias de acceso a los servicios de salud o, en ocasiones, a la falta de acceso, ya que en algunas zonas ni siquiera están disponibles, que se traduce en menor uso de fármacos preventivos y una menor hospitalización. Creemos que mejorar el acceso y la calidad de los sistemas de salud es clave para reducir el número de muertes por enfermedades cardiovasculares en los países de ingresos bajos y medios”.
Durante la presentación de los resultados del estudio PURE, que se publican en la revista The Lancet y en el que han participado 38 investigadores de 21 países, se ha recordado que más del 70 por ciento de las enfermedades cardiovasculares en el mundo están relacionadas con factores de riesgo modificables. Son pocos, pero se puede modificar con pautas preventivas. Algunos de estos factores son comunes a todos los países, como la hipertensión y los niveles bajos de educación, pero otros factores de riesgo varían según los ingresos de los países. En los de menos ingresos la polución y las dietas no saludables inciden de manera directa en la salud de sus habitantes. Estos factores son tan importantes como otros a los que se les ha prestado mucha más atención durante años, como son la obesidad, la reducción del consumo de sal, el colesterol elevado, la dieta, la actividad física, el tabaquismo y el consumo elevado de alcohol. El control y prevención de éstos son claves para la reducción de las enfermedades cardiovasculares.
En su conclusión final, los investigadores del estudio han destacado la necesidad de mejorar los programas de prevención en los países con ingresos bajos y medios, que se centren en los factores de riesgo que tienen un gran impacto en evitar las enfermedades cardiovasculares y la mortalidad global, haciendo énfasis en los factores de riesgo antes mencionados. Las autoridades sanitarias deben centran sus políticas preventivas en las necesidades específicas de cada país para reducir el número de muertes y las comorbilidades asociadas a las enfermedades cardiovasculares. DM