El abuso del aire acondicionado tiene consecuencias negativas para la salud
La mayoría de usuarios hace un uso inadecuado de estos aparatos.
Con el aumento de las temperaturas en la época estival, muchos son los que optan por instalar un equipo de aire acondicionado en sus hogares para conseguir refrescarse. Asimismo, podemos encontrarlos en nuestros lugares de trabajo y en muchos locales de ocio y de servicios. Numerosos estudios han demostrado que la mayoría de consumidores de este tipo de climatización lo utilizan de forma inadecuada en sus casas, ya que suelen abusar de su uso y lo programan por debajo de la temperatura recomendada.
Hacer un mal uso del aire acondicionado puede provocar catarros, tos, faringitis, dolores de cabeza, asma, contracturas musculares, lumbalgia y cervicalgia e incluso neumonía. Hay que tener en cuenta que nuestro cuerpo tiene un mecanismo natural de regulación ante los excesos de calor mediante el cual se produce la sudoración para refrigerar y mantener el equilibrio de la temperatura corporal. El aire acondicionado proporciona una posibilidad de refrigeración que hace que el cuerpo no pueda adaptase al contraste de este ambiente creado artificialmente.
Además, la falta de mantenimiento y de limpieza de los filtros del aire acondicionado puede provocar problemas en las vías respiratorias como resfriados e infecciones respiratorias e incluso problemas gastrointestinales. Por ello, los expertos recomiendan revisar estos equipos antes de que vayan a ser usados.
Para evitar problemas de salud, en primer lugar debemos programar los aparatos entre los 23 y 24 grados, que es la temperatura recomendada por los profesionales. Solo 8 de cada 100 personas en España pone el aire a la temperatura correcta, dato que muestra el desconocimiento de los perjuicios que puede provocar en nuestra salud. Manteniendo esa temperatura se consigue además un ahorro energético que se puede ver reflejado en nuestra economía, ya que por cada grado que se baja la temperatura, aumenta entre un 7 y un 8 por ciento el consumo eléctrico, en especial si en lugar de mantener una temperatura constante se utiliza el aire acondicionado para refrescar la casa de forma rápida y puntual.
Es importante que la piel y la musculatura no reciban el contacto directo de aire frío, especialmente en zonas que habitualmente no están cubiertas como el cuello, la cara, el pecho o el abdomen y las lumbares, dado que el cuerpo puede reaccionar provocando bruscas contracciones musculares que podrían derivar en serias patologías.
Esta consideración es especialmente relevante si se trata de nuestras horas de descanso, es decir, mientras dormimos. Lo ideal sería programar el aire acondicionado de la habitación una hora antes de irse a dormir. Cuando estamos en el trabajo, si no podemos modificar la dirección de difusión del aire, habría que modificar nuestra posición o la de nuestra mesa de trabajo. Y si entramos en el coche, deberíamos abrir primero las ventanas y, una vez iniciada la marcha, encender el aire acondicionado de manera progresiva cuando se haya conseguido disminuir la temperatura ambiente dentro del coche.