Demuestran que se pueden cambiar las bacterias de la piel
Un equipo de investigadores liderado por el investigador olotense Marc Güell ha demostrado que la composición de las bacterias de la piel se puede modificar. Científicos de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y la empresa S-biomédica han conseguido modular temporalmente la composición del microbioma de la piel, lo que puede tener fines terapéuticos o cosméticas. Los responsables del estudio, publicado en la revista Microbiome, lo han hecho a partir del uso de bacterias vivas, con la idea de que esta manipulación dirigida puede servir para tratar enfermedades, como ya avanzó hace unos días en Diario de Mallorca Marc Güell, jefe del grupo de Biología Sintética Traslacional del Departamentos de Ciencias Experimentales y de la Salud.
El cuerpo humano es anfitrión de una comunidad microbiana compleja y rica, que reside principalmente en la piel, la mucosa oral y los tratos gastrointestinales, y tiene funciones fundamentales en la salud y la enfermedad. En concreto, la piel está colonizada por muchos microorganismos con una composición de especies estable a lo largo del tiempo y enfermedades dermatológicas como el acné vulgar, el eccema, la psoriasis o la caspa se asocian con alteraciones microbianas concretas.
Así, los investigadores señalan que la manipulación dirigida del microbioma puede convertirse en «una estrategia terapéutica potencial para el tratamiento y estudio de enfermedades». De hecho, el equipo científico recuerda que otro tipo de bacterias, concretamente los resistentes a los antibióticos Clostridium difficile que aparecen en el microbioma intestinal se pueden tratar a través del trasplante fecal. De forma similar, «la manipulación del microbioma de la piel podría servir para tratar enfermedades cutáneas».
Los investigadores se muestran «particularmente interesados» en el Cutibacterium acnes y su diversidad de cepas, ya que esta bacteria representa «una parte importante» del microbioma de la piel humana, y ciertas cepas están asociadas con un desequilibrio «que probablemente causa el acné vulgar», explica Güell, que señala que se han centrado en modular la subpoblación de esta especie.
Para el estudio, los investigadores prepararon soluciones probióticas a partir de microbioma de donantes y las aplicaron a dieciocho voluntarios sanos de entre 22 y 42 años. Se definieron ocho áreas diferentes de la piel para aplicarlos-las, en el pecho y en la espalda, que tienen una gran abundancia de glándulas sebáceas.
Los resultados indican que, después de las aplicaciones periódicas, el microbioma receptor pasa a ser más similar al donante. El nivel de éxito depende de la composición de ambos microbioma y de la carga bacteriana aplicada, añaden. Además, después de unas semanas, el microbioma de la piel volvió al estado inicial y no detectaron efectos adversos.
Este método abre la puerta a desarrollar soluciones probióticas que ayuden a la piel humana a pasar de estados microbianos de la enfermedad a unos saludables.
«Esperamos que esta metodología se pueda utilizar para estudiar y modificar los componentes microbianos de la piel y se pueda aplicar en futuras terapias e investigaciones en el microbioma de la piel y enfermedades relacionadas”, concluye el investigador sobre el estudio, en que participaron investigadores del Centro de Regulación Genómica de Barcelona, la Universidad de Aarhus de Dinamarca y el Otto-von-Guericke-Universität Magdeburg, en Alemania.
Texto: Alba Carmona