Cerca de un 20% de la población desarrollará alguna intolerancia alimentaria
Los digestólogos recomiendan diagnosticarlo con tests adecuados
REDACCIÓN S Y M.- Las vacaciones son para muchos sinónimo de viajar y descubrir nuevas culturas, gastronomías… pero para las personas con algún tipo de intolerancia alimentaria, pueden entrañar la dificultad de detectar, en cocinados no habituales, esos alimentos que su organismo no tolera bien, muchas veces sin saberlo. De hecho, se calcula que entre un 15 y un 20% de la población desarrollará alguna intolerancia alimentaria en algún momento de su vida.
Por ello, Dra. Nadia Chahri, digestóloga, recomienda que “ante la sospecha de que algún alimento no nos sienta bien hay que acudir a un especialista médico para llegar a un diagnóstico certero”. Las pruebas más recomendadas, además de un estudio analítico que incluya los parámetros nutricionales, son:
- Los test de aliento para lactosa, fructosa o sorbitol (un azúcar alcohol que se encuentra en algunas frutas y se utiliza como edulcorante).
- El estudio de enfermedad celíaca mediante serología específica (constatar la presencia de anticuerpos de celiaquía en sangre).
- Además, también es importante complementar la información con un estudio genético y endoscópico si su médico lo cree conveniente.
Por el contrario, la Dra. Chahri alerta de otros tests de intolerancia no validados científicamente que pueden conducir a falsas intolerancias. Se trata de algunos tests de venta en farmacia o en laboratorios no solicitados de forma habitual por un facultativo. Estos análisis no aportan datos fiables: “Algunos de estos tests únicamente indican que nuestro organismo ha estado expuesto a un determinado antígeno alimentario pero no significa que este sea el responsable de los síntomas que padecemos”, señala la doctora quien recuerda que estos tests se desaconsejan por parte de diferentes sociedades médicas, como la de Gastroenterología o Alergología.
Lactosa y gluten, en el punto de mira
La intolerancia más frecuente es a la lactosa, sólo en España afecta entre el 30-50% de la población. Los síntomas más frecuentes son hinchazón y dolor abdominal, pesadez de estómago, gases y, en ocasiones, diarrea. Le sigue, por volumen de incidencia, los casos de intolerancia a la fructosa, al sorbitol y al gluten o de sensibilidad al gluten no celíaca. Esta última es una patología relativamente moderna y de difícil diagnóstico. Los pacientes con sensibilidad al gluten son todos aquellos a los que se les ha descartado los diagnósticos de celiaquía en cualquiera de sus formas, así como la alergia al trigo, pero que sin embargo notan mejoría cuando dejan de consumir gluten. Se estima que un 6% de la población podría ser sensible al gluten.
Más intolerantes que alérgicos
Hay que diferenciar entre una intolerancia alimentaria y una alergia. La intolerancia alimentaria es una reacción adversa o desfavorable que experimenta nuestro organismo tras la ingestión de un alimento determinado, sin que exista participación del sistema inmunitario, a diferencia de lo que sucede en la alergia alimentaria.
Las intolerancias alimentarias son entre 5 y 10 veces más frecuentes que las alergias alimentarias y existen diferentes subtipos, en función de si existe un déficit enzimático que dificulta la digestión de un alimento o si, por el contrario, existe una liberación de aminas vasoactivas desencadenada por la ingesta de un determinado tipo de alimento que conduciría a la aparición de reacciones clínicas gastrointestinales y neurálgicas.
También se recomienda evitar las dietas de exclusión alimentaria sin haber realizado un diagnóstico adecuado de posibles intolerancias, puesto que “una dieta restrictiva sin indicación médica podría conducirnos a tener déficits nutricionales graves, así como dificultar el diagnóstico de enfermedades como el de la enfermedad celíaca o una enfermedad inflamatoria intestinal”, concluye la doctora.