17 hábitos que alejan el Alzheimer

En España 1,2 millones de personas sufren alzhéimer. Sin embargo, si tenemos en cuenta a los familiares y las personas involucradas, esta enfermedad degenerativa golpea a unos 6 millones.

A escala mundial, la padecen directamente más de 35 millones de personas (cada año se detectan 4,6 millones de nuevos casos). Según el doctor Guillermo García Ribas, estamos “ante una verdadera epidemia de alzhéimer”.

Se trata de una patología progresiva que conlleva la pérdida de las capacidades intelectivas (las de entender). Suele afectar en primer lugar a la memoria, aunque no en todos los casos, y después al resto de las capacidades (razonamiento, lenguaje, abstracción, el cálculo, organización…).

El factor que desencadena esta enfermedad es conocido sólo en parte. La hipótesis actual es la teoría amiloidea, según la cual el cerebro enferma por un depósito de una proteína anómala (amiloide) que daña las células. Estos depósitos se ven en forma de lesiones conocidas como “placas seniles”. El progreso de la enfermedad se daría por la interactuación del amiloide con otra proteína, llamada tau, cuyos depósitos hacen que se formen los ovillos neuro brilares, otra de las lesiones propias del alzhéimer. El tiempo que transcurre entre el inicio del depósito de amiloide v el de los síntomas es largo: tal vez superior a 20 años. Este tiempo es fundamental para plantarle cara a la enfermedad.

“Podemos retrasar la discapacidad que provoca y la edad de inicio de los síntomas y así, además, mejorar la calidad de vida de los afectados”, afirma el doctor Guillermo García Ribas, Coordinador del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de Ia Sociedad Española de Neurología (SEN; sen.es). “Cuando los médicos diagnosticamos la enfermedad, que es cuando el paciente empieza a necesitar a los demás, ha transcurrido mucho tiempo desde su inicio. Lo que hoy señalan las investigaciones es que esa persona, durante años (no meses ni semanas), ya tenía dificultades para sus quehaceres; quizás no muy importantes porque no necesitaba ayuda, pero sí se daban. Y ahí sí podemos actuar.”

SEÑALES DE ALARMA

Se cree que transcurren entre 5 y 10 años desde que se inician esas mínimas señales de alarma hasta que se diagnostica. “Hay quien habla de 20 años antes. Así que si yo voy a estar demenciado cuando tenga 70 años de edad, ahora que tengo 50 ya debería estar notando alteraciones patológicas. Por lo tanto, sí que cabe un tiempo de reacción si supiésemos su inicio”, corrobora el doctor García Ribas. Según la Fundación Alzhéimer España (alzfae.org), existen ciertos síntomas que pueden indicarnos que algo no va bien:

Pérdida de memoria. Hablamos de olvidos de citas, de fechas, de encargos…,

y también de hechos recientes) como lo que se ha comido hoy. Recordar con dificultad los nombres de cosas comunes (“dame la, la.., ¡ay he olvidado cómo se llama”); tener problemas al hacer gestos simples (abrir la puerta con la llave) y al realizar tareas cotidianas (no poder hacer un talón bancario o gestionar su cuenta); equivocarse en el manejo de las marchas del coche, por ejemplo.

Repeticiones frecuentes de frases. A pesar de haber recibido respuestas volvemos a preguntar. “Qué hora es?”. Las 10. “Qué hora es?”.

Poner las cosas donde no les corresponde. Por ejemplo, las llaves en Ia basura, las gafas de sol dentro de las zapatillas, la ropa interior en Ia alacena de los platos… O también no poder recordar dónde se han puesto.

Perder la orientación espacio-temporal. Perderse de camino a la tienda donde compramos cada día.

Dificultad al hacer gestos cotidianos y sencillos, cosas como equivocarse con las marchas del coche, al utilizar los cubiertos en la mesa o no poder abrir la puerta de casa con la llave.

Perder el interés por las cosas que antes gustaban (dejar de leer el periódico diario, de ver nuestro programa favorito en Ia televisión).

Tener cambios bruscos de humor sin razón de ser (mal carácter, volverse irascible y protestón).

Como explica el doctor César Castejón (Neurólogo de la Clínica Sagrada Familia de Barcelona): “No suele ser frecuente que el mismo enfermo perciba que algo le pasa, la mayoría de las veces son sus allegados los que aprecian sus síntomas. No obstante, a veces, son los propios pacientes los que acuden al especialista preocupados por sus dificultades”.

MINIMIZAR EL IMPACTO

“Ningún tipo de alzhéimer se previene. Prevenir significa evitar la aparición de una enfermedad y que sepamos hoy en día no hay ninguna medida que evite la aparición de esta patología’, explica el doctor García Ribas. Lo que sí podemos haceres minimizar su impacto, “de tal forma que podemos retrasar Ia discapacidad que provoca y la edad de inicio de los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes”. El problema es que se desconoce el momento en el que empieza. “Cuando los médicos diagnosticamos Ia enfermedad, que es cuando una persona empieza a necesitar a los demás para funcionar en su día a día, ha transcurrido mucho tiempo de su inicio. Es decir, lo que hoy comienzan a señalar las investigaciones es que esa persona ya llevaba años teniendo dificultades en sus quehaceres, no muy importantes porque no necesitaba supervisión ni ayuda, pero sí se daban. Estos cambios son muy lentos, de años. Y ahí sí podríamos actuar”. Marta Rodríguez

HÁBITOS QUE PREVIENEN

Como dice el doctor David A. Pérez, jefe del servicio de neurología del Hospital 12 de octubre de Madrid: “Las enfermedades neurológicas tienen multitud de causas, y aunque algunas sean evitables y otras no, muchas están relacionadas

con el estilo de vida y la dieta que llevamos. No existe la prevención absoluta de esta enfermedad, pero con un buen estilo de vida se puede reducir su riesgo.

Se puede retrasar manteniendo nuestro cerebro sano.

¿DEMENCIA O ALZHEIMER?

“La demencia no es sinónimo de alzhéimer”, afirma el doctor Guillermo Garcia Ribas. “Si una persona no es capaz de funcionar por sí misma, a eso lo llamamos demencia, pero eso no es correlativo al grado de enfermedad de Alzheimer que padecen. Hay personas que tienen esta enfermedad y no demencia, e individuos que sufren demencia y tienen muy poco alzhéimer.

Esto se relaciona con la reserva cognitiva y con cuánta actividad funcional pueden mantener. No estamos hablando de Prevención porque el baile, por ejemplo, no disminuye las lesiones de alzhéimer. Lo que estamos comprobando es que las personas que bailan se relacionan socialmente y siguen la dieta mediterránea no se demencian. Y eso tampoco significa que no tengan lesiones de la enfermedad, pues una cosa es tener lesiones y otra que tengan manifestaciones clínicas”.

Por otro lado, el doctor César Castejón explica que el término “demencia senil” ha quedado obsoleto en la actualidad. “Es genérico y solo indica que una persona de más de 65 años pierde memoria o facultades cognitivas en tal grado que afectan a su capacidad de vivir autónomamente”. Hoy en día, el término está en desuso ya que no especifica las causas de dicho deterioro. Por el contrario, “el alzhéimer es una de las múltiples causas de la demencia senil y no senil. Es una entidad específica con unos criterios diagnósticos claros y una causa conocida (parcialmente al menos). De hecho, es la causa más frecuente de demencia en las personas mayores de 65 años”.

Una de las prioridades de Ia neurología es determinar las diferentes causas de demencia, pues es una de las patologías que más aumenta en los países occidentales. La OMS advierte de que puede convertirse en una epidemia: la sufren unos 47 millones de personas en el mundo (1,2 millones en España). M.T.Tous

 

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