Fiebre alta, cansancio y hasta convulsiones: reacciones de los vacunados que ya han pasado la covid
La primera dosis en quienes han pasado la infección desencadena una respuesta más intensa, como una ‘segunda respuesta’ a la infección. Los expertos recomiendan esperar unos tres meses desde que el individuo se ha recuperado de la covid para usar la vacunoterapia
Sobrecarga de anticuerpos. Vacunarse después de haber pasado la covid-19 sin esperar el tiempo suficiente lleva al cuerpo a experimentar un subidón de defensas, un exceso de huestes contra el SARS-CoV-2 que lleva al organismo a reaccionar de alguna forma. En la Estrategia de Vacunación de Sanidad, se incluye un apartado que especifica este supuesto: “Se debe priorizar la vacunación de aquellos sin antecedentes de covid-19. (…) Posponer la vacunación hasta pasados seis meses desde el diagnóstico de la infección”.
Lo cierto es que, como todo en esta pandemia, aún es pronto para sacar conclusiones definitivas, “la Medicina requiere tiempo, pero ya vamos viendo qué pasa y qué decisiones podemos tomar”, explica José Miguel Rodríguez González-Moro, jefe de Servicio de Neumología en el Hospital Universitario Príncipe de Asturias. Esto se debe a que de forma generalizada se observa que cuando una persona que ha pasado la infección por covid experimenta una fuerte reacción. Dolores de cuerpo, de cabeza, fiebre… como una nueva respuesta de las defensas al virus. Unos efectos secundarios que se contemplan como rutinarios y que quedan registrados en el 2º Informe de Farmacovigilancia sobre Vacunas Covid-19, tanto para la vacuna de Moderna, como de Pfizer-BioNTech. De hecho, el documento los registra que “los acontecimientos más frecuentemente notificados siguen siendo los trastornos generales (fiebre, dolor en la zona de inyección), del sistema nervioso central (cefalea, mareos) y del aparato digestivo (náuseas, diarrea)”.
Inmunidad natural e inducida
Eduardo Fernández-Cruz Pérez, jefe de Inmunología del Hospital Universitario Gregorio Marañón, de Madrid, tiene claro por qué ocurre esto. “Estamos ante un fenómeno en el que debemos tener claro que la inmunidad natural que confiere la infección no es la misma que la inducida por una vacuna. Una vez conocemos cómo es cada una de ellas, las ordenamos y vemos el impacto que tienen en el organismo”.
El inmunólogo precisa, de forma sencilla que “vacunarse tras haber pasado la covid es como provocar en el organismo una segunda respuesta contra el virus”. Esto significa que nuestras defensas ya tienen en su memoria cómo luchar contra el SARS-CoV-2, “los mecanismos sobre cómo evitar una nueva infección. Por eso, hay que esperar unos tres meses desde que el individuo se ha recuperado de la covid para usar la vacunoterapia”. Al final, se trata de que si hemos pasado la covid el cuerpo ya dispone de pistas de cómo hacer frente al virus, y “aunque la inmunidad que confiere la vacuna, a base de antígenos sintéticos, no es la misma que la natural, el organismo sí que responde de alguna forma. Vemos que las primeras dosis en individuos que han pasado la covid tienen una reactogenicidad a la vacuna”, explica Fernández-Cruz. La clave para evitarla, sí cabe, es dejar esa ventana de tres de meses desde que terminó el proceso vírico a seis desde la detección, “tiempo medio que sabemos que el cuerpo humano mantiene la inmunidad frente a la infección”, añade el inmunólogo.
Este fenómeno resulta incómodo para el que lo experimenta, pero ya han diseñado una solución. Raúl Ortiz de Lejarazu, virólogo y ex director del Centro Nacional de la Gripe (CNG), apunta que “conozco algún caso que pasó la covid en la primera onda pandémica (no ola) y al vacunarse ahora ha tenido que quedarse en casa con fiebre durante tres días, mucha astenia, dificultad para centrar la atención y disminución del tono de voz”. Y, en algunos casos, cuando el subidón es máximo se han descrito convulsiones.
Presencia de anticuerpos IgG
Dentro del mundo sanitario, médicos y enfermeros que han pasado por ello lo cuentan. Y de esta experiencia tan personal, hay artículos que recogen cómo esta exposición al virus afecta más a este tipo de profesionales e interfiere de alguna manera en la respuesta a la vacuna. En un artículo publicado en The New England Journal of Medicine, el profesor de inmunología Florian Kramer y su equipo lo advierten: “La presencia de anticuerpos IgG anti-pico se asocia con un riesgo sustancialmente reducido de reinfección por SARS-CoV-2 en los siguientes seis meses”. Tiempo prudencial para esperar a ser inmunizados de forma artificial. Para evitar los mencionados efectos secundarios, Fernández-Cruz tiene clara la prescripción de la ‘receta’: “Para hacer frente a esto, lo mejor es que se tomen medidas preventivas para ese momento en el que se produce el descarrilamiento de citoquinas. Recomendamos en sujetos que han pasado la covid de forma moderada un pretratamiento: paracetamol y un antihistamínico. A veces con esto es suficiente. Si la respuesta es más extrema, acudimos a los corticoides”.
¿Cómo se sabe y cuándo se necesitará tratamiento preventivo?
Ni Fernández-Cruz ni Ortiz de Lejarazu creen que sea necesario hacerse una medición de los IgG (anticuerpos) antes de vacunarse, porque eso sólo “nos dice que la hemos pasado”, apunta Rodríguez González-Moro. El ex director del CNG detalla que “en una de las actualizaciones de la Vacunación Covid19 del Consejo Interterritorial se menciona expresamente que no es necesario hacerse la prueba de anticuerpos frente al virus para vacunarse. Otra cosa distinta y más importante es saber si una persona ha estado realmente enferma por el virus, eso lo recuerdan porque les diagnosticaron con el hisopo en la nasofaringe por PCR o antígeno cuando enfermaron o estuvieron ingresadas”.
Así, todos los expertos coindicen que son aquellos que han pasado la enfermedad de forma más grave, “en quienes la respuesta inmune (humoral y celular) es mucho más intensa y duradera que en los casos asintomáticos o inadvertidos”.
Nuevo debate: ¿ponemos una sola dosis?
Y la cuestión que se plantean ahora, ¿si se pasa la covid, es suficiente con una dosis? Para Fernández-Cruz, la respuesta es no. “La inmunidad de las vacunas tiene unos procesos diseñados que necesitan las dos dosis. Tengo dudas de que si no es completa el antígeno sintético cubra las expectativas de la inmunoterapia”.
Sin embargo, otros expertos abren la posibilidad a que se valore el combo inmunidad natural más una única dosis de inducida. Para el neumólogo y el virólogo podría resultar efectiva. Incluso, para Amós García Rojas, presidente de la Asociación Española de Vacunología, “lo es desde un punto de vista práctico. Ante la escasez de dosis, podemos emplear esta estrategia. Y así dejar las restantes para los pacientes vulnerables, los que sí la necesitan porque su sistema inmune es más débil para luchar sólo contra el virus”. Ortiz de Lejarazu apunta que “creo, al igual que otros colegas, que en esos casos con antecedentes de haber estado enfermos de Covid-19 bastaría con una sola dosis que haría de recuerdo de la primera infección que tuvieron con este virus”. Pilar Pérez