Números del coronavirus: cuatro preguntas clave antes de recuperar la vida normal
De su respuesta depende el éxito (y el precio) de las salidas provisionales de esta crisis
No tenemos un plan de salida para esta crisis. Una vacuna o un tratamiento serían una solución, pero ni podemos darlos por seguro ni llegarán antes de varios meses. Mientras tanto, para reducir las muertes solo parece haber dos alternativas: que seamos inmunes o que mitiguemos al virus periódicamente. En un caso, la propagación del virus se frena de forma natural (si mucha gente enferma y se consigue inmunidad de grupo) y en el otro, artificialmente (con confinamiento o medidas sofisticadas de distancia, test, rastreo).
Pero el coste de esas salidas no se conoce. No sabemos lo lejos que estamos de la inmunidad ni qué capacidad tiene cada país para evitar rebrotes. A continuación, repaso las cuatro preguntas fundamentales de los próximos meses. De sus respuestas depende el éxito —y el precio— de las salidas provisionales de esta crisis.
- ¿Cuánta gente se ha infectado?
Por qué importa. Sabemos que muchos infectados no se detectan, pero necesitamos saber cuántos. Por dos motivos: 1) para tener una estimación de cuánta gente podría ser inmune, y 2) para estimar la letalidad del virus. Todos los cálculos cambian con eso. España tiene 22.000 muertos, pero no sabemos si se infectó el 30% de la gente (y la letalidad es del 0,15%), o si solo ha pasado la enfermedad un 3% (y la letalidad es del 1,5%). El peor escenario es diferente en cada caso.
- Que hay infectados sin detectar es indiscutible. Una prueba son las cifras de atención primaria: En Castilla y León, que publica la mejor información, el número de pacientes atendidos con “diagnósticos compatibles con coronavirus” triplica al de confirmados con test.
En España los infectados quizás son un 14%. Un estudio de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres estima que hay entre un 3% y un 7% de casos sintomáticos (I). Es un cálculo aproximado a partir de dos cifras con incertidumbre: el número de muertes (22.000) y la letalidad que se le presupone al virus (1,4% de tasa de muertes por caso, o CFR por sus siglas en inglés). Si además asumimos que otra mitad de los infectados no tienen síntomas, el total estaría entre 6% y 14%. Existen estimaciones más bajas, como el 6% de Imperial College, y otras que elevan la cifra al 18% (I, II).
¿Cuándo tendremos una respuesta mejor? Cuando se publiquen estudios de seroprevalencia como el que anunció el Gobierno y que debería arrancar pronto. La idea es sencilla: escoges gente al azar y buscas el rastro de anticuerpos que habrá dejado el virus si han estado infectados. Pero esos estudios son complejos porque tienes que garantizar que los sujetos son representativos y luego lidiar con los falsos positivos y negativos de unos test poco ensayados.
- Sí tenemos resultados de algunos países. En Ginebra (Suiza) se encontró un 5,5% de infectados (I), en Heinsberg (Alemania) un 14% (II) y en Nueva York se habla de un 21% con resultados preliminares (III). Son cifras altas, pero poco sorprendentes en regiones tan afectadas. Como ha explicado Richard Neher, de la Universidad de Basilea, los modelos basados en letalidad dan cifras parecidas para Nueva York (15%), regiones de Suiza (8% en el cantón de Vaud), de Italia (25% en Lombardia) o de Francia (12% en Île-de-France, IV).
Al ser preguntado por estas cifras, el director de la OMS subrayó esta semana que la mayoría de la población mundial todavía es susceptible a la covid-19. Mencionó el estudio de Heinsberg y calificó el 14% de positivos como “menor de lo esperado”. Cuando lleguen más estudios estas cifras quizás se revisen al alza, pero de momento la inmunidad de grupo queda lejos.
- ¿Quién se inmuniza y por cuánto tiempo?
Por qué importa. La peligrosidad del virus se reduciría a largo plazo si pasar la enfermedad nos inmunizase para siempre, pero parece poco probable. También nos ayudaría una inmunidad temporal, porque en las regiones donde el virus golpease con fuerza tardarían un tiempo en volver a sufrirlo.
Lo que suponemos es que habrá cierta inmunidad. Es lo que sugieren los coronavirus más benignos que causan resfriados (I). El mejor resumen para la covid-19 lo ofrece el epidemiólogo de Harvard Marc Lipsitch en ‘The New York Times‘: “La mayoría de los individuos tendrán respuesta inmune, algunos mejor que otros. Esa respuesta, debe asumirse, ofrecerá alguna protección a medio plazo —al menos un año— y después su efectividad podría declinar”.
- ¿Cuándo tendremos una respuesta mejor? No lo sé. Asumo que hace falta tiempo para ver cómo evolucionan los infectados de enero o febrero y estudiar quienes desarrollan una respuesta de anticuerpos. No serán todos necesariamente (I).
Buscar la inmunidad de grupo es mala idea. Para frenar al virus de esa manera se estima que hace falta que se contagie el 50% o 60% de la gente (que serían más por inercia). ¿Problema? Si la letalidad del virus resulta ser del 0,5% o similar, eso supone 100.000 o 200.000 muertos en España. Lo explicaba Carl Bergstrom, de la Universidad de Washington, en Twitter: “La inmunidad de grupo sin vacuna requiere un número enorme de infecciones. El coste en vidas hace esta estrategia insostenible”.
- ¿Está España preparada para testar y rastrear?
Por qué importa. Es el plan de las próximas semanas: cuando se relaje el aislamiento, nuestro objetivo será mantener bajo el número de contagios para evitar rebrotes. Y esa situación continuará hasta que llegue una vacuna o la inmunidad, quizás de forma intermitente si el virus nos obliga a restablecer el confinamiento. Sea como sea, para hacer vida normal es imprescindible testar y rastrear.
- España está aumentando su capacidad de diagnóstico. Fernando Simón explicó que estamos haciendo 300.000 pruebas PCR por semana, que triplican las que se hacían hace un mes. Además, en muchas comunidades autónomas se hacen pruebas rápidas. No sé decir si eso es suficiente —algunos expertos en EE UU hablan de hacer millones de pruebas semanales—, pero es una mejora.
- Nuestra capacidad de rastrear despierta más dudas. Cuando se detecte un infectado habrá que entrevistarlo y localizar a sus contactos cercanos. Eso exige mantener bases de datos y tener mucho personal colgando del teléfono: España podría necesitar miles de ‘rastreadores’, pero la red de salud pública solo contaba con 500 personas.
Este rastreo es fundamental contra la covid-19. Lo dicen la mayoría de expertos y la OMS lo recuerda a menudo: los países deben encontrar todos los casos y “rastrear cada uno de sus contactos”. ¿Por qué? Porque no hay otra forma de adelantarse al virus y evitar los contagios cuando no hay síntomas. Sabemos que quizás un 40% de los infectados nunca enferman. Lo hemos visto con los estudios del crucero Diamond Princess, del pueblo italiano de Vo o de los repatriados de China (I).Y esas personas sin síntomas, cuando hacen vida normal, son responsables casi de la mitad de los contagios (II, III).
- Cuál es la letalidad real del virus?
Por qué importa. Esto es obvio: necesitamos saber qué porcentaje de los infectados fallecen porque eso nos dirá el coste en vidas que tiene cada contagio. Estimar esa proporción, sin embargo, es más complicado de lo que parece porque exige conocer el total de infectados.
Un muerto por cada 200 infectados. Las mejores estimaciones disponibles dicen que mueren alrededor del 0,5% de los contagiados de covid-19. Eso es lo que llamamos el IFR (la tasa de muertes por infectados, por sus siglas en inglés). La cifra variará con la edad o el tratamiento recibido, pero buscamos primero un valor promedio.
- ¿Cómo se está estimando ese IFR? Los científicos buscan situaciones donde el total de infectados se conoce. En el crucero se testó a todo el mundo y letalidad rondó el 0,5% o 1% (I). También se han usado los estudios de seroprevalencia, que dan cifras del 0,4% en Alemania (II) o del 0,6% en Suiza (III). Y datos de países que testan masivamente, como Islandia, donde la letalidad ronda el 0,56% (IV). Otros trabajos de Imperial College o del Instituto Pasteur dan valores parecidos (V, VI).
Estas cifras quizás parecen bajas, pero no lo son.
Una letalidad del 0,5% significaría que la covid-19 es 10 o 20 veces más letal que la gripe. Es importante mirar manzanas con manzanas, como explica Lipsitch: “Una comparativa con la gripe estacional sería comparar con un 0,02%”. Es el mismo mensaje que lanza Adam Kucharski, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical: “Algunos interpretan que [esa cifra] significa que la covid podría ser similar a la gripe, pero cometen un error crucial”. El error es que se olvidan de contar todas las infecciones leves de gripe que no se registran. Según Kucharski, el 30% pasamos la gripe cada año y por tanto su letalidad ronda el 0,035% en EE UU o el 0,04% en España (I).
Y eso no es todo. Un brote de coronavirus descontrolado tiene potencial para infectar a muchas más personas a corto plazo: porque es más contagioso y no existe una vacuna que lo frene. Pablo Linde (EP)