La gripe española en 1918, precedente del coronavirus
Por Ignacio Buqueras, académico de la RAED.
Estamos viviendo unas jornadas muy graves, muy complejas, muy difíciles y preocupantes. Con el coronavirus nos levantamos todos los días con datos difíciles de prever, discurre nuestra vida marcada por una incógnita que no termina de despejarse y nos acostamos después de haber acumulado vivencias que nunca habíamos previsto.
Considero que todos los ciudadanos debemos asumir nuestras responsabilidades, para ello es preciso reflexionemos en profundidad sobre el momento que estamos viviendo, analicemos cuales son nuestras prioridades, qué futuro deseamos para nosotros, para los más próximos, para España… y qué podemos y debemos hacer, qué plan de actuación nos marcamos. Considero que este alto que nos ha supuesto y nos supone el coronavirus debemos convertirlo en una oportunidad de un cambio en positivo en nuestro desarrollo vital. Podemos y debemos redescubrir nuestros valores, los de nuestra familia, nuestros amigos, nuestra sociedad y nuestro país. España, para muchos es una desconocida en sus raíces, valores y posibilidades.
Me permito evocar una situación parecida, la que vivimos en 1918, la gran pandemia de gripe o la gripe española, hace más de cien años. Sin lugar a dudas, nuestra sociedad es muy diferente a aquella. La pésima higiene de aquel entonces y los malos recursos sanitarios en relación con los actuales son la noche y el día. Además, de los avances científicos y tecnológicos, unido a la comunicación global actual que disfrutamos.
Unos datos nos aproximan a la llamada gripe española, por la diferente proyección mediática que recibió en España, mucho mayor que en los demás países europeos, en donde se censuraba la enfermedad, porque se primaba la Primera Guerra Mundial. La gripe, procedente de China y Siberia, se propagó por todo el mundo. En España se inició en Barcelona, en mayo de 1918, propagándose por toda la península en octubre. Entre el 1 y el 25 de octubre en Barcelona se produjeron más de 5.000 fallecidos, y en toda España se llegó a casi un cuarto de millón, con un total de casi ocho millones de personas infectadas.
La pandemia se desarrolló de 1918 a 1920. Se calcula que fallecieron entre el 10% y el 20% de los infectados. Alrededor de un tercio de la población mundial resultó afectada, lo que hace que entre un 3% y el 6% de la población falleció. La estimación sobre el número de muertos es muy variable. Los cálculos de la época hablan entre 40 y 50 millones de personas, en cambio actualmente se estima entre 50 y 100 millones. En China se calcula que fallecieron alrededor de 30 millones, y en su ejército se apunta que el 35% de las tropas que enfermaron, murieron. En Estados Unidos, el 28% de la población enfermó y fallecieron alrededor de 600.000 ciudadanos. En Inglaterra, los que perdieron la vida fueron alrededor de 250.000 personas. En Francia, que según parece fue el primer país europeo en el que se trasmitió la pandemia, los fallecidos fueron unos 400.000.
La publicación científica «PNAS», el 26 de febrero de 2001, informó de la reconstrucción por primera vez del virus de la gripe de 1918 y de su virulencia. Hasta 1934 no se pudo aislar el virus, y empezar a combatirlo con eficacia. Entre otras personalidades, la gripe española se cobró la vida del conde de Güell, de Edmond Rostand y de Guillaume Apollinaire.
Espero y deseo que el coronavirus pronto tenga el producto para combatirlo y vencerlo. Mientras tanto, todos los ciudadanos debemos actuar con el grado de responsabilidad requerido, al tiempo que debemos exigir a nuestras autoridades el rigor, la claridad y la objetividad precisas para los excepcionales tiempos que estamos viviendo. Y a los medios de comunicación, una total fiabilidad informativa. Todos debemos estar responsables, activos y vigilantes.