El síndrome de la silla vacía y los antidepresivos, una combinación que puede terminar en adicción
Poco a poco se acerca a los hogares la Navidad, la fecha más familiar y emotiva del año y, también, en la que más presentes se hacen las ausencias de seres queridos. Se estima que cerca del 5% de la población española atraviesa durante Navidad un proceso de duelo por una pérdida reciente. Y, según datos de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria, se estima que una de cada seis personas que pierde a un ser querido desarrolla una depresión al año siguiente.
Además de estos datos, el Dr. Augusto Zafra, director de la Clínica IVANE ubicada en el Hospital Nisa Aguas Vivas, puntualiza que es importante tener en cuenta que el duelo no es una patología. La complicación surge cuando estas emociones internas, mezcladas con el ambiente festivo propio de Navidad, se transforman en el “síndrome de la silla vacía”. El síndrome de la silla vacía se relaciona con el sentimiento que aparece ante la pérdida de una persona especial para nosotros: un familiar, una amistad, una pareja…, Y es fácil que se confunda con la tristeza que este hecho genera, pero se denomina “síndrome” porque, en fechas determinadas, cobra una especial intensidad que transforma la tristeza en angustia y ésta en ansiedad.
A lo largo de la experiencia de IVANE, comenta el Dr. Augusto Zafra, hemos podido comprobar que no expresar dolor acarrea graves consecuencias como insomnio, ansiedad, depresión,… Y en casos como el duelo, en muchas ocasiones, suele ser atajado con un abuso de fármacos, ansiolíticos y antidepresivos, sobre todo, con el fin de anestesiar ese dolor sin tener en cuenta la raíz del problema, lo que puede generar una fatídica consecuencia como es la adicción.
La adicción a este tipo de fármacos forma parte de una serie de problemas de dependencia poco visibles y escasamente reconocidos, señala Zafra, pero no por ello de menor impacto o gravedad. Tanto antidepresivos como ansiolíticos han aumentado su consumo en nuestro país de forma exponencial desde hace unos años y, como incide el Dr. Zafra, “ ostentamos el dudoso honor de ser uno de los países de Europa que más recetas expide de este tipo de psicofármacos”.
Según explica el director de IVANE, los problemas de abuso o dependencia de psicofármacos aparecen cuando la persona que los consume altera las pautas indicadas por el médico. Ante una situación de ansiedad o estrés prolongado, como es el caso de la pérdida de un ser querido, es difícil de resistir la tentación de consumir dosis mayores o de adelantar la siguiente toma, con lo que se altera el equilibrio químico y, con ello, el malestar que percibe la persona.
Además, según explica el Dr. Zafra, todas las benzodiacepinas pueden provocar dependencia psicológica y física, incluso a dosis bajas, con un síndrome de abstinencia de instauración lenta tras la supresión del fármaco, que es más intenso cuanto mayor son las dosis utilizadas y más prolongado el tiempo de tratamiento. Por ello, para los casos en los que es difícil sobrellevar la pérdida de un familiar, Zafra recomienda otro tipo de actuaciones no medicalizadas como: apoyarse en las personas del entorno, expresar las emociones, practicar deporte, realizar actividades de ocio y distracción… Y siempre evitar la automedicación.