IGRT, el último avance en radioterapia oncológica
Una nueva tecnología permite ver la zona a tratar en 3D y 4D y logra aumentar la eficacia biológica del tratamiento
Aunque el margen de error depende tanto de la mesa como del aparataje, con esta nueva técnica, no supera los 3mm
Sofía Larrucea
Calidad de imagen, precisión, menor toxicidad y mayor control del tumor son algunas de las ventajas que ofrece la radioterapia guiada por la imagen (IGRT). “Los beneficios han sido abismales: la IGRT ha marcado un antes y un después en el tratamiento radioterápico”, afirma Amalia Palacios, especialista en oncología radioterápica y directora de la unidad de gestión de oncología radioterápica del hospital Reina Sofía de Córdoba. A pesar de que todos los tipos de cánceres se han visto beneficiados de este avance tecnológico, merecen especial atención aquellos que son más susceptibles al movimiento, como el de pulmón, y aquellos que están situados cerca de órganos y tejidos críticos. Asimismo, la IGRT permite llevar a cabo la radioterapia estereotáxica de cuerpo (SRBT). Se trata de una técnica de alta precisión e hipofraccionada. “En pocas fracciones (no más de cinco), estamos haciendo lo que antes se realizaba en 25-35”, señala la especialista Palacios. Lo que ha supuesto, en este sentido, una clara mejora de la eficacia biológica de los tratamientos y un mejor control local de los tumores.
Gracias a la tecnología 3 y 4D, la localización del cáncer puede observarse de manera exacta en todo momento. Además, la técnica es muy precisa. Antes de administrar la dosis de radiación al paciente, se hace una captura de la anatomía- como una Tomografía Axial Computarizada (TAC), por ejemplo- y se compara informáticamente con el TAC realizado en el momento del diseño del tratamiento. De este modo, la aplicación informática detecta las posibles diferencias (en milímetros) del posicionamiento de cada estructura, y es la unidad de radiación la que reposiciona automáticamente la mesa del paciente para que haya una coincidencia perfecta. “El margen de error es mínimo, porque aunque depende tanto de la mesa como del aparataje, éste no supera los 3mm”, señala la radioncóloga Amalia Palacios. Ha sido justamente esta precisión la que ha permitido disminuir el margen de seguridad y, por lo tanto, dañar menos tejidos sanos. Como ha sido el caso del cáncer de pulmón. Y es que mientras que antiguamente los especialistas se veían obligados a reservar entre 1,5 y 2 cm de tejido sano como margen de seguridad, ahora éste apenas es de 3mm. “En otros tumores que no se mueven, el margen de seguridad puede reducirse incluso a uno o ningún milímetro”, indica Amalia Palacios y añade, “prácticamente ya no se tratan tejidos sanos”. Asimismo, y gracias a la SRBT, no sólo se reduce la toxicidad, sino que además la dosis puede administrarse de manera mucho más concentrada, lo que permite que la eficacia biológica del tratamiento mejore. “Los beneficios de una misma dosis son mayores cuanto más concentrada se proyecte la radiación”, señala la especialista. Aspecto que ha favorecido a mejorar los resultados de supervivencia de algunos tumores no metastásicos y que ha ayudado a ampliar el abanico de tumores candidatos a tratar con radioterapia. Mientras que antiguamente los pacientes con tumores diseminados se veían obligados a someterse a terapias sistémicas (quimioterapia), hoy en día ya pueden ser beneficiarios de tratamientos de SRBT. “Los resultados están siendo increíbles”, afirma Amalia Palacios y explica, “aunque actualmente el uso de la IGRT se limita a los casos que no pueden ser sometidos a intervención quirúrgica, probablemente en un futuro, seremos la alternativa a la cirugía”. Realidad que, no obstante, ya se va asomando. Y es que ya existen ensayos que demuestran que en el cáncer de pulmón no microcítico y en estadios precoces, la SRBT ofrece los mismos resultados de control local y supervivencia que la operación quirúrgica. “Con muchos menos efectos secundarios y menor tasa de mortalidad quirúrgica”, concluye la especialista Palacios.