La elección de un deporte condiciona el desarrollo físico y emocional de los niños

Mientras que a partir de los tres años es recomendable realizar un deporte individual, a partir de los siete es más beneficioso uno grupal

Redacción

La elección del deporte adecuado resulta esencial en los niños, ya que este puede condicionar su desarrollo físico y emocional. Ana Perales, psicóloga especialista en psicología clínica, destaca la importancia de acertar con los deportes adecuados según las características de cada menor y la fase de desarrollo en que se encuentre ya que, una alternativa deportiva adecuada permite fortalecer la relación de los niños con el entorno y promover unos hábitos de vida saludables que serán interiorizados por el menor.

Por eso, la elección de fútbol, natación o ballet no es baladí. Cuando los niños reciben la estimulación y motivación adecuada, pueden integrar el deporte como parte de su rutina y aprovecharlo como un medio ideal para canalizar tensiones y desarrollar la integración social. Con las directrices adecuadas, es la herramienta perfecta para infundir valores como el compañerismo y mejorar la relación con el entorno. Además, huesos y músculos potencian su crecimiento y fuerza gracias a la práctica diaria de ejercicio. El factor clave para que estos beneficios sean efectivos es adecuar el deporte al proceso de desarrollo de los menores.

El momento clave para que los niños comiencen su andadura en el deporte es en la primera infancia. Hasta los seis años, como término medio, se construyen las bases cognitivas y emocionales que sostendrán toda la psique del adulto. Es el momento en que se instauran unos patrones generales de comportamiento que se van configurando a medida que los menores crecen. Convertir el ocio saludable en parte de esos patrones contribuirá a que los niños aprecien el deporte a medida que se desarrollan.

Entre los tres y los siete años mejor deportes individuales

A partir de los tres años de edad es muy positivo que los niños realicen deportes individuales. “A través de actividades como la natación, el tenis, las artes marciales o el ciclismo se fomenta la concentración y la disciplina y los niños aprenden a poner en práctica nuevas normas”, sostiene Ana Perales. El deporte se integra, de este modo, en el proceso educativo de los niños y se comienza a fomentar el sentimiento de orgullo al avanzar en el dominio de la actividad y alcanzar las metas marcadas para los peques de su edad.

A nivel físico, se desarrolla la psicomotricidad y la coordinación. Al tratarse de una de las primeras actividades que realizan los niños por su cuenta, se pondrán a prueba y empezarán a comprobar por si mismos de lo que es capaz su cuerpo.

A partir de los ocho años, los deportes grupales estimulan la responsabilidad en los niños

Al cumplir entre siete y ocho años, edades más avanzadas, los deportes grupales deben tomar un mayor protagonismo. Futbol o baloncesto, entre tantos otros, suponen una actividad física más potente que dará fuerza a los menores, potenciará un mejor estado de salud y mejorará su sistema inmune. Los juegos dentro de un grupo o equipo estimulan la creación de estrategias y la adquisición de roles permitiendo a cada niño asumir un papel y una responsabilidad. Se trata también de una forma de potenciar los valores que aprenden en casa y en el colegio por medio del fair play o juego limpio. Aquel orgullo experimentado a edades tempranas se convierte en una sensación de logro conjunta al formar parte de un equipo con más niños.

Además, los deportes grupales son especialmente beneficiosos para los más nerviosos o con rasgos de hiperactividad, ya que les permiten una gran descarga de energía. A través del deporte se potencia un mejor descanso y se facilita a los menores un medio donde liberar toda su energía con fines positivos.

En ambas etapas el deporte adquiere un papel fundamental para fomentar la tolerancia a la frustración. Un valor que enseña a los pequeños a aceptar las derrotas y asumir negativas dentro de su desarrollo personal, que será esencial a lo largo tanto de su juventud como durante su vida adulta.

El carácter lúdico del deporte en la primera infancia condiciona el comportamiento

Uno de los factores más relevantes a tener en cuenta es la importancia del juego. Según la psicóloga, “es esencial emplear métodos atractivos, dinámicos y divertidos para que el menor se sienta atraído y configure unas bases fuertes para el resto de su vida”. Por ello, los expertos en deportes y actividades físicas para niños, buscan amenas y dinámicas formas de entrenamiento para que los mini deportistas se queden con ganas de más cada sesión.

Aunque cada niño y cada edad requieran unas necesidades especiales y adecuadas a sus circunstancias, el deporte siempre supondrá una ayuda para mejorar las habilidades de socialización, la seguridad personal y aumentar la autoestima. Principios que se verán puestos a prueba con la llegada de la adolescencia. Y no se debe obviar que, el cordón umbilical que une estos puntos y favorece el bienestar y desarrollo de los pequeños, es el apoyo de su familia y un ambiente familiar estable.

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