Los múltiples peligros de la obesidad
El riesgo de padecer diabetes es siete mayor en las personas obesas
Hasta un 20% de las muertes por cáncer están relacionadas con el exceso de peso
Sofía Larrucea
Podría decirse que la obesidad es equiparable al tabaco en lo que a riesgos y comorbilidades se refiere. Padecer un exceso de peso no es solo un problema estético, sino que va mucho más allá. La obesidad, que se clasifica como una situación crónica en una persona que presenta un Índice de Masa Corporal (IMC) superior a 30kg/m2, es considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una de las grandes epidemias actuales. Algo comprensible, y no solo por su elevada incidencia (600 millones en todo el mundo), sino también por las numerosas comorbilidades que genera. Las consecuencias cardiovasculares están estrechamente relacionadas con este problema de salud. Entre otros muchos datos demostrados, se sabe que el riesgo de padecer diabetes es siete veces más elevado en las personas obesas y tres veces mayor en las que presentan sobrepeso. Además, también está demostrado que hasta un 20% de las muertes por cáncer están relacionadas con el exceso de peso. Sin olvidar que prácticamente la mitad de las personas obesas también sufren ansiedad y hasta un 70% tarstornos de la personalidad. Un problema sanitario a escala mundial que causa la muerte de casi tres millones de personas cada año. Tratarlo es, por tanto, algo fundamental, y no solo para corregir la obesidad en sí, sino también para evitar los numerosos problemas asociados.
Para tratar este problema sanitario, lo primero en lo que intervienen los especialistas es en la modificación de los hábitos nutricionales y de vida del paciente. Para aquellos que presenten además un IMC elevado también puede recurrirse a tratamiento farmacológico. El problema es que en algunos casos las terapias convencionales fracasan y debe plantearse la opción de la cirugía. Una alternativa que, Según la Asociación de Cirujanos, solo se recomienda en aquellos casos en los que se presente una obesidad mórbida (IMC superior a 40kg/m2) o bien en aquellos pacientes que tengan un IMC superior a 35kg/m2 pero que presenten comorbilidades importantes y en los que el tratamiento convencional haya fracasado.
La intervención quirúrgica es una opción cada vez más segura, efectiva y con resultados duraderos en el tiempo. Actualmente, las técnicas más frecuentes suelen ser la gastrectomía vertical y el bypass gástrico. El primero es un procedimiento quirúrgico restrictivo que consiste en extraer aproximadamente el 80% del volumen del estómago y se ha observado que genera efectos metabólicos relacionados con aspectos hormonales que explican, en parte, la curación o mejoría de la diabetes. El bypass gástrico, sin embargo, es una técnica que consigue la pérdida de peso por dos mecanismos: por un lado, se construye un estómago de una capacidad muy reducida y por otro lado, se realiza un cruce en el intestino delgado (bypass) que hace que los alimentos vayan directamente desde este estómago reducido hacia el final del intestino y, por lo tanto, no se absorba una gran parte del alimento que se ingiere. En lo que coinciden ambas técnicas es en los grandes beneficios que comportan para el paciente. Y es que, además de solucionar el problema de la obesidad de forma duradera en la mayoría de los casos, se ha demostrado que entre un 75 y un 90% de los casos los pacientes operados consiguieron también la remisión de las comorbilidades tras dos años de la operación.