“A partir de los 35 años, las posibilidades de curación de una quemadura grave y extendida van disminuyendo”
Jan Millastre,
Mi vida ha tenido la suerte de cruzarse con el especialista Pablo Gómez. Personas como él hacen que lo imposible sea realidad. Creo que no existen palabras para definir la vocación, empatía, profesionalidad y humanidad que hay que tener en las situaciones que se presentan en las unidades de quemados diariamente. Especialistas como Pablo Gómez aporta su granito de arena a la ciencia para que el mundo cada día sea mejor.
¿La incidencia de las quemaduras está relacionada con el territorio?
Ciertamente. Se ha visto que en los países desarrollados, donde tenemos más medidas de protección, la incidencia es bastante baja. Podemos tener muchos quemados pero de gravedad leve. En los países en vías de desarrollo, sin embargo, esta incidencia es bastante más alta y, sobre todo, las quemaduras son de mucha mayor gravedad.
¿Cuál es el motivo más frecuente de quemadura grave en un país desarrollado?
El accidente casual, no el accidente laboral, ni el de tráfico, ni la agresión, ni la autolisis. Es decir, el accidente como tal, el casual. La mayoría de las quemaduras se producen por una llama o un fuego.
¿A partir de qué grado (de quemadura) la piel no puede regenerarse por sí sola y necesita de intervención quirúrgica?
A partir del segundo grado profundo, un estadio en el que todas las capas de la piel, tanto la dermis como la epidermis están quemadas.
¿Qué variables intervienen en la probabilidad de curación de una quemadura grave?
La extensión, la profundidad y la edad de la persona, pues a partir de los 35 años las posibilidades de curación van disminuyendo.
Una persona aún es joven a esa edad…
Efectivamente lo es, pero sus órganos quizás no tanto, o al menos no lo suficiente para poder aguantar con éxito todo el tratamiento que requiere una quemadura grave y que esté extendida. De hecho, en un caso como el tuyo, con el 90% del cuerpo quemado, se sabe que, por debajo de los 35 años de edad, la curación es posible en la mitad de los casos, mientras que a partir de esa edad, esta estadística empieza a reducirse progresivamente. Aunque seamos jóvenes, a partir de los 35 años, las posibilidades de curación de una quemadura grave y extendida van disminuyendo.
¿Por qué?
Porque con el fin de potenciar y agilizar la regeneración de la piel sana, hacemos trabajar al cuerpo al 100%. Sometemos al organismo a un gran estrés. El tratamiento requiere un sobreesfuerzo de todos los órganos del cuerpo. De manera que si previamente cualquier órgano no se encuentra en un estado óptimo, el tratamiento puede fallar.
¿En qué consiste el tratamiento?
Debemos quitar la piel quemada y cubrir el organismo de piel sana lo antes posible. Además, la piel solo puede ser del propio paciente. Aspecto que eleva la dificultad del tratamiento porque dependemos, de un modo u otro, del porcentaje de piel sana de la que disponga el afectado. En tu caso, por ejemplo, teníamos que cubrir el 90% de tu cuerpo con piel extraída de tu talón y cuero cabelludo, que representaba tan solo un 10% de piel sana. El tiempo es importante. Por ello, forzamos a todos los órganos del cuerpo para que trabajen al 100% y así lograr que el proceso de regeneración de la piel sana sea lo más rápido posible. Mientras se hace este proceso de injerto, usamos piel de donante, que dura como máximo tres semanas.
¿Por qué solo sirve la piel del propio paciente?
Porque es el órgano más capacitado del organismo para estimular la respuesta antigénica, es decir, de rechazo. La segunda capa de la piel, la epidermis, siempre deberá usarse la del propio paciente. Sin embargo, la primera capa, la dermis, no tiene esa capacidad de rechazo. De hecho, se usa dicha capa de un donante para hacer la cobertura definitiva.
Han pasado cerca de 20 años desde que yo me quemé. ¿Qué avances ha habido en el tratamiento desde entonces?
Ha habido pequeños avances pero han logrado que la terapia sea más efectiva y comporte menos complicaciones. Se ha producido un progreso en el soporte vital del paciente. Tanto las formas de alimentarlo como el manejo de las infecciones y de las complicaciones respiratorias han mejorado. Sin olvidar los beneficios que ha aportado la dermis artificial Integra, primer sustituto cutáneo con capacidad para regenerar la dermis. Este proporciona una cobertura fisiológica postescisional y consigue disminuir el estrés metabólico. Como regenerador dérmico, además, genera una neodermis similar a la original, que ayuda a mejorar la calidad estética y funcional de la cicatriz.
Perfil Pablo Gómez A. Morell:
De origen maño, este especialista en Cirugía Plástica y Reparadora, Pablo Gómez A. Morell, es actualmente facultativo del servicio de cirugía plástica y quemados del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, unidad de la que fue responsable durante once años. Desde 1987 es miembro asociado de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética y pertenece en la actualidad a múltiples asociaciones como la American Burns Association, entre otras. Asimismo, es autor de múltiples artículos publicados en revistas especializadas a nivel nacional e internacional y coautor del libro ¿Quemaduras? 100 preguntas más frecuentes.