Una nariz y un violín. La salud nasal: Una olvidada del violinista
La técnica del violín ha estado asociada a la postura, al oído y la disciplina. Sin embargo, existe un aspecto frecuentemente ignorado que influye en el rendimiento de los músicos: la salud nasal.
Los problemas nasales tienen una repercusión importante sobre el control que tiene un violinista sobre su instrumento. Se estima que entre el 30% y el 50% de la población mundial presenta algún grado de obstrucción nasal crónica o dificultad respiratoria nasal, ya sea por causas estructurales (como desviación de tabique nasal), inflamatorias (como rinitis alérgica o no alérgica), infecciosas o tumorales. A pesar de esto, los músicos no suelen hacerse un estudio de la permeabilidad nasal que sería tan necesario para su profesión.
Os quiero compartir el caso de Mireia que acudió a nuestra consulta desesperada por presentar dolor de cabeza a nivel frontal y aumento de la mucosidad nasal desde hacía 2 años. Mediante una simple exploración nasal, se diagnosticó una desviación del tabique obstructiva y un agrandamiento de los cornetes. Después de practicarle una septoplastia (cirugía del tabique nasal) y radiofrecuencia de cornetes, nos comentaba que le habían desaparecido por completo la sensación de resfriados frecuentes, las sinusitis agudas y el fuerte dolor de cabeza que sufría constantemente desde hacía años. Me comentaba, también, que tras la operación experimentó una mejora drástica en el rendimiento deportivo, y dejó de presentar flato que tanto la incomodaba. Había experimentado una clara mejoría de su calidad de vida, tanto a nivel físico como emocional, y también de su autoestima.
Respirar con la boca abierta imposibilita al violinista la colocación de su instrumento. Una respiración nasal adecuada no solo le mejora el rendimiento físico, sino también su capacidad de producir un sonido de calidad, mantener la concentración y la relajación durante la interpretación. Todos estos beneficios ayudan a crear una experiencia musical más fluida y más libre de limitaciones físicas y emocionales, como nos comentaba Mireia. María Colomé Calafí