Avances en el tratamiento de la dermatitis atópica: de los cuidados básicos a las terapias biológicas
La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que afecta a millones de personas en todo el mundo. La prevalencia se establece entre el cinco y el 20 por ciento en la población general, lo que supone una de las primeras diez causas de consulta en dermatología, según la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).
Aunque la dermatitis atópica no tiene cura, existen múltiples tratamientos que permiten controlar sus síntomas y mejorar significativamente la calidad de vida de quienes la padecen. Esta enfermedad no solo afecta la piel, sino que también tiene un profundo impacto emocional. El picor constante y las lesiones recurrentes interrumpen el sueño, aumentan la vulnerabilidad a infecciones cutáneas y contribuyen a problemas psicosociales como la ansiedad y la depresión.
La base fundamental del tratamiento se centra en medidas generales, destacando la educación del paciente, la restauración adecuada de la barrera cutánea y el control de los factores que agravan la enfermedad. Además, es esencial gestionar la inflamación, el prurito y las complicaciones asociadas para lograr un manejo efectivo de la dermatitis atópica.
Los tratamientos tópicos incluyen corticoides, que ayudan a reducir la inflamación y aliviar el picor. Los inhibidores de calcineurina, como alternativa a los corticoides, modulan la respuesta inmunitaria de la piel y son útiles en áreas sensibles como el rostro y el cuello. Además, los productos emolientes e hidratantes son esenciales para mantener la piel hidratada y prevenir la sequedad.
En los casos más graves, los corticoides orales se utilizan para reducir rápidamente la inflamación, mientras que los inmunosupresores están indicados para aquellos pacientes que no responden a otros tratamientos, requiriendo un seguimiento médico cercano debido a sus posibles efectos secundarios.
Medicamentos biológicos
Los fármacos biológicos son una de las opciones más recientes y avanzadas, y están marcando una diferencia en el tratamiento de la dermatitis atópica. Estos medicamentos actúan de manera más precisa, al dirigirse a moléculas del sistema inmunitario que desencadenan la inflamación. “El acceso a nuevas terapias biológicas es crucial para ofrecer más alternativas terapéuticas personalizadas y efectivas, para que las personas con esta enfermedad puedan disfrutar de una vida plena”, asegura Pablo de la Cueva, jefe del servicio de Dermatología del Hospital Universitario Infanta Leonor de Madrid.
Un avance reciente es el lanzamiento en España de lebrikizumab, un tratamiento innovador que representa un avance significativo en los pacientes con dermatitis atópica de moderada a grave no controlada con tratamientos tópicos gracias a su precisión –su mecanismo de acción selectivo dirigido a la IL-13,
control-eficacia a corto y largo plazo y seguridad demostradas hasta los tres años– y a su posología única –dosificación mensual de mantenimiento para todos los pacientes–. Este medicamento, de la farmacéutica Almirall, quien tiene un gran compromiso con la innovación en dermatología médica, está disponible en España después de recibir la aprobación de la Comisión Europea en noviembre de 2023 y la inclusión en el sistema de salud por parte del Ministerio de Sanidad en junio de 2024. Laura Clavijo