Los tumores de párpados existen… pero se pueden prevenir protegiendo la mirada del sol
La exposición solar y ciertas prácticas en los meses de verano elevan el riesgo de tumores palpebrales y de alteraciones oculares. Ambos procesos se pueden prevenir y tratar.
Los ojos son una de las partes del cuerpo expuestas al sol, muy especialmente en los meses de verano, aunque muy a menudo no suelen estar todo lo protegidos que deberían. La piel que los recubre, como cualquier otra zona del organismo humano pueden ser asiento del desarrollo de diferentes tumores, tanto en párpados como en el el canto interno del ojo, conocidos como tumores palpebrales.
Los carcinomas basocelulares y escamosos suelen ser los más frecuentes y de mejor pronóstico oncológico, pero en el peor de los casos, también pueden aparecer melanomas, más agresivos. Por ello, los especialistas insisten en la importancia de proteger la mirada del sol, tanto por la posibilidad de daño directo en los ojos como en el tejido cutáneo que los recubre y protege.
Los tumores palpebrales son aquellas lesiones benignas o malignas localizadas en la piel que recubre el párpado tanto inferior como superior. Los de carácter maligno constituyen entre el 80-90% de los cánceres de la región periorbitaria.
Las últimas estadísticas sugieren que el que con mayor frecuencia afecta a los párpados es el carcinoma basocelular, que constituye el 90% de los tumores del párpado. Le siguen el escamocelular, que constituye el 5% de estas lesiones, el carcinoma de células sebáceas con una incidencia inferior al 5% y el melanoma, el menos común, con una frecuencia menor al 1%.
Las cifras y el objetivo
“No hay estadística específica y clara en España para carcinoma escamoso o basocelular en polo anterior. En cuanto al melanoma coroideo es una patología infrecuente, pero de suma importancia para el oftalmólogo sospecharla, diagnosticarla y derivarla cuando sea necesario debido a sus altas tasas de mortalidad. Tanto su incidencia como su mortandad se han mantenido estables a pesar de los cambios en los tratamientos”, indica a DM Pilar López Criado, jefa de la Sección de Tumores de Pulmón, Cabeza y cuello y Melanoma de MD Anderson Cancer Center Madrid.
A falta de datos concluyentes en España, en Estados Unidos, la frecuencia de tumores palpebrales “es de cerca de 4,3 casos nuevos por millón de personas y no hay una variación definida relacionada con la latitud geográfica. Sin embargo, los hombres tienen una incidencia más alta (de 4,9 casos por millón de habitantes) que las mujeres (con 3,7 casos por millón de habitantes)”.
En líneas generales, entre el 50-66% de los tumores palpebrales se localizan en el párpado inferior, entre el 25-30% en el canto interno o zona del lagrimal -siendo éstos los que tienen mayor probabilidad de invadir al globo ocular-, un 15% en el párpado superior y 5% en el canto externo.
El objetivo en los tumores malignos del párpado está en detectar precozmente las lesiones que pueden tener potencial de malignidad y que puedan afectar al párpado y al ojo, e incluso comprometer la visión.
En este sentido, y según Sonia Janneth, especialista en Oftalmología y subespecialista en cirugía oculoplástica del Hospital Quirónsalud San José, en Madrid, el diagnóstico precoz en el cáncer tiene siempre múltiples beneficios ya conocidos, pero en el párpado cobra especial importancia.
“Fundamentalmente, por su proximidad al globo ocular, de forma que una lesión palpebral en un estadio avanzado puede comprometer, además del párpado, el ojo y su función visual”.
Estos riesgos hacen imprescindible prestar especial atención a esta zona, protegiendo los ojos de la exposición al sol y de sus radiaciones ultravioleta, usando gafas con un filtro solar adecuado, sobre todo en las horas centrales del día. También se puede incorporar a la rutina el uso de sombreros o gorras que ocultan la cara del sol.
“La prevención se basa en el uso de gafas con protección y crema solar periférica, así como seguimiento en consulta de Dermatología si aparecen lesiones en la piel o párpados que no se resuelven en pocos días y revisión con Oftalmología”, considera Pilar López Criado.
Atención al melanoma
Si no se toman las medidas adecuadas, nos exponemos, por tanto, al riesgo de desarrollar lesiones palpebrales. “Aunque todos son tumores malignos cuyo daño extremo es la muerte del paciente, los carcinomas escamosos o basocelulares no suelen ser tan agresivos. Aun así, es vital realizar un diagnóstico precoz y aplicar una cirugía adecuada para su extracción, con márgenes suficientes para impedir una futura proliferación. Cuanto más tarde se realice el diagnóstico, mayor riesgo habrá de tener que realizar cirugías más profundas y comprometidas”, considera esta profesional.
La zona de los ojos también puede ser asiento de melanomas, lesión que si no se diagnostica y trata precozmente conlleva una elevada potencialidad de metástasis y con alto riesgo. Menos frecuente es el melanoma de polo anterior. También existe el melanoma de coroides o melanoma coroideo, ubicado en el polo posterior del ojo, y que es más frecuente en personas de piel y ojos claros.
La cirugía en estadios precoces es la mejor opción cuando la lesión es un hecho, explica López Criado, pero matiza que “en coroides, por ejemplo, la radioterapia, realizada en centros especializados, puede ser igual de efectiva evitando cirugías mutilantes”.
Destaca además que se han producido grandes avances en los pocos casos de carcinoma escamosos que se escapan a cirugía o radioterapia y la administración de inmunoterapia o inhibidores orales para carcinoma basocelulares. El gran reto, sin duda, es el carcinoma de coroides, lesión en la que se están explorando nuevos fármacos”.
Las intervenciones quirúrgicas para tratar a este tipo de tumores pueden tener un impacto importante en la estética de los pacientes, “que podrían ver modificadas partes de su rostro o la mirada, tan importante en las relaciones personales. Por ello es vital acudir a consulta para la revisión de cualquier tipo de lesión pigmentada que pique, moleste o cambie de aspecto”, con el objetivo de administrar los tratamientos menos invasivos posibles en etapas iniciales de la lesión.
Conjuntivitis; otras invitadas estelares del verano
El verano es tiempo de disfrutar del buen tiempo, del aire libre, del sol, de la playa… Pero, es en esta época en la que debemos prestar también especial atención a nuestra salud ocular ya que puede verse afectada por distintos factores externos.
Cristina Lara, oftalmóloga, explica que uno de los grandes problemas de esta época es la conjuntivitis, que se pueden dividir en dos grandes grupos: las infecciosas (conjuntivitis vírica o bacteriana) y las que no son secundarias a una infección.
Estarían en este último apartado las alérgicas, que se producen por una reacción mediada por el sistema inmune cuando los ojos entran en contacto con el alérgeno -polen, ácaros del polvo, hongos como el moho o partículas presentes en el pelaje de los animales- y las conjuntivitis irritativas o traumáticas, ligadas a la presencia de agentes irritantes. El cloro de las piscinas, el humo, determinados cosméticos, un cuerpo extraño en el ojo, una exposición excesiva a los rayos ultravioleta e incluso la sequedad derivada del aire acondicionado pueden producir este tipo de alteraciones.
Esta oftalmóloga explica que ante los agentes capaces de afectar de forma negativa a esta irritación de la conjuntiva es posible adoptar ciertas medidas.
“Tener una mala higiene es una de las causas más comunes de irritación. Lavarse las manos de forma recurrente y mantener una perfecta limpieza en gafas y lentillas es imprescindible para no sufrir las conjuntivitis infecciosas”.
Estar expuestos al humo, al polvo o a distintos agentes químicos también puede dar lugar a sufrir conjuntivitis. Por último, la temporada estival cuenta con muchos factores que empeoran el estado de salud de los ojos como el cloro de las piscinas, las largas horas de exposición al sol o la arena de la playa que puede entrar en contacto con nuestros ojos”, indica esta oftalmóloga.
Personas de mayor riesgo
Aunque es una afección que puede aparecer en cualquier persona y de cualquier rango de edad, la conjuntivitis puede aparecer con mayor facilidad en subgrupos poblacionales.
“Por ejemplo, las personas que utilizan lentillas pueden sufrirla debido a una mala higiene o un mal uso de éstas (más de 8 horas al día). También en personas que ya padecen otros trastornos alérgicos o con sistemas inmunológicos debilitados. Los trabajadores que desarrollan su labor en entornos con alta exposición a gérmenes. como los sanitarios, o sustancias irritantes. Por último, en los niños también es bastante frecuente que padezcan conjuntivitis debido al contacto que tienen al jugar y a la gran cantidad de tiempo que pasan en las piscinas”.
Sencillas medidas preventivas
Según la oftalmóloga, hay varias medidas que se pueden implementar para disminuir o eliminar el riesgo de contraer conjuntivitis.
En primer término, “no utilizar lentes de contacto en la playa o la piscina para evitar la contaminación por bacterias presentes en este tipo de aguas, es una buena medida, así como recomendar el uso de gafas acuáticas”.
De la misma forma, “es beneficioso usar lágrimas artificiales para evitar la sequedad ocular, para lo que también es necesario no exponerse directamente a ventiladores o aires acondicionados”
No obstante, la especialista indica que, en caso de presentar síntomas de conjuntivitis, “es recomendable acudir a un oftalmólogo para que pueda realizar un diagnóstico correcto y aplicar el tratamiento adecuado a cada tipo de conjuntivitis”. Raquel Serrano