Detectar un cáncer a través de analítica de sangre será posible pronto
Los resultados del estudio prospectivo Pathfinder, presentados la pasada semana, abren la vía para lograrlo, tras analizar las muestras de sangre de 6.621 participantes. Los participantes en el estudio para detectar cáncer en sangre tenían más de 50 años y se dividieron en dos cohortes: de alto riesgo y sin riesgo.
¿Podrá llegar a detectarse el cáncer con un análisis de sangre? Para Deborah Schrag, decana del departamento de medicina del Memorial Sloan Kettering Cancer Center, los resultados del estudio prospectivo Pathfinder -que han sido presentados en el reciente congreso de la Sociedad Europea de Oncología (ESMO celebrado en la capital francesa- “abren la vía a lograrlo”.
Los participantes en el estudio, de más de 50 años de edad, fueron incluidos en dos cohortes. La primera, considerada de alto riesgo, incluía a pacientes con un historial previo de cáncer, con un consumo de más de 100 cigarrillos y con riesgo de cáncer genético. En la segunda, los voluntarios no tenían ninguno de estos riesgos de cáncer.
En total, se tomaron muestras de sangre de 6.621 participantes. En 6.529 casos los resultados fueron negativos. En los 92 casos positivos, finalmente se halló cáncer en 35 (1,4% del total de participantes), con 57 falsos positivos, un dato que Schrag admitió que es “preocupante”. “Estamos trabajando para mejorar la especificidad y el valor positivo predictivo, por lo que continuaremos realizando análisis. En la actualidad, tenemos un trabajo en marcha con 150.000 personas y esperamos poder presentar resultados en los próximos dos años”, anunció.
El análisis, centrado en la metilación y desarrollado por Grail, detectó 12 tipos diferentes de tumores sólidos (19 casos en total) y 17 tumores hematológicos de cuatro tipos diferentes. Una de las pacientes fue diagnosticada de dos tumores distintos, en mama y endometrio. 24 de los tumores procedían de la cohorte de alto riesgo y 11 de la segunda cohorte. Además, 7 de los cánceres se presentaron en paciente con historia previa de enfermedad oncológica. 14 de los tumores estaban en etapas precoces.
Proseguir con los cribados
Como reiteró la investigadora, estos datos “demuestran que es factible detectar cánceres mediante análisis de sangre. Debe tenerse en cuenta que este estudio no se designó para determinar si esta tecnología podría reducir la mortalidad por cáncer. Pero, mientras la continuamos desarrollando, es fundamental proseguir con los cribados oncológicos rutinarios”.
En este mismo ámbito, Onco-DNA ha presentado su herramienta de detección de tumores sólidos OncoDEEP. Está basada en secuenciación de nueva generación y permite realizar un análisis de variantes somáticas y translocaciones, a la vez que facilita el análisis de diversas firmas complejas, como la deficiencia de recombinación homóloga, un biomarcador predictivo para valorar el uso de terapias con inhibidores de PARP. Además, el kit permite medir la carga tumoral mutacional, la inestabilidad de microsatélites y la pérdida de heterocigosidad.
Cáncer renal
En el simposio presidencial se han presentado los resultados del estudio fase III Checkmate 914. El trabajo ha valorado la eficacia de nivolumab adyuvante junto a ipilimumab vs placebo en carcinoma de células renales localizado en alto riesgo de recaída tras nefrectomía.
Como ha explicado Robert Motzer, del Memorial Sloan Kettering Cancer Center e investigador principal, no se alcanzó el principal objetivo de supervivencia libre de enfermedad. “La seguridad de la combinación fue consistente. La tasa de abandono por eventos adversos relacionados con el tratamiento fue considerable. Estamos realizando diferentes análisis para entender estos resultados. La segunda parte del ensayo sigue en marcha: estamos investigando la monoterapia con nivolumab adyuvante”, detalló.
Carcinoma de cabeza y cuello
También se han presentado en el ensayo presidencial los resultados preliminares del estudio fase 3 KEYNOTE-412. En este estudio se comparó la eficacia de pembrolizumab con terapia de quimioradiación vs placebo y quimioradiación para carcinoma de cabeza y cuello de célula escamosa localmente avanzado. El primer brazo del estudio se asoció con una tendencia favorable hacia la mejora de la supervivencia libre de eventos, pero la diferencia no fue estadísticamente significativa con la rama placebo.
Jean Pascal Machiels, profesor de la Universidad Católica de Lovaina e investigador principal del ensayo, ha indicado que, pese a estos resultados, la expresión de PD-L1 “podría ser un biomarcador predictivo. En cualquier caso, el carcinoma de cabeza y cuello de célula escamosa localmente avanzado continúa suponiendo un reto en el tratamiento”.
Inmunoterapia en tumores sólidos
Por último, se han presentado diferentes estudios en fase I en los que se evalúa la utilidad de la inmunoterapia en tumores sólidos utilizando CAR-T, vacunas y terapia celular con receptores de células T en cáncer testicular, de ovario, de pulmón, endometrio, melanoma, sarcoma y cáncer gástrico, entre otros.
Para Alessandra Curioni-Fontecedro, del Hospital Universitario de Zurich (Suiza), los resultados muestran algunos datos positivos. “Pero estos abordajes se han probado solo en pequeños grupos de pacientes en ensayos en fases iniciales. Debe seguirse trabajando para determinar si podrán trasladarse a la práctica clínica”, ha concluido. J. Granda (DM)