Numerosas patologías del párpado tienen su origen en la higiene
Son muchos los productos destinados a mantener esta zona del ojo libre de virus, bacterias y exceso de grasa.
Los párpados están más expuestos al exterior que cualquier otra parte de la estructura ocular y, por este motivo, pueden verse afectados por diferentes enfermedades dérmicas. El farmacéutico debe conocer sus síntomas y los tratamientos, además de promover la limpieza de la zona.
Precisamente, el profesional de la farmacia cuenta con un amplio arsenal para realizar esta higiene, con distintas formulaciones y presentaciones, como toallitas, jabones o esprais. “Las toallitas son, quizás, el método más usado porque, además del efecto que producen los activos, tienen un efecto beneficioso gracias al masaje que hacemos al usarlos (muy importante que limpiemos las pestañas desde la raíz hasta las puntas y no con movimientos en horizontal)”, comenta María Miranda, profesora del Grado en Farmacia de la Universidad CEU Cardenal Herrera (UCH CEU).
Los principios activos que incluyen los productos de higiene son hidratantes (como el ácido hialurónico), calmantes (por ejemplo, la caléndula, el bisabolol -de la flor de la camomila-, el aciano -de la flor de centaura- o provitaminas, como el pantenol), tensioactivos no iónicos, regeneradores que favorecen la cicatrización (como el extracto de centella asiática y alantoína), reguladores de la grasa, antimicrobianos y lípidos (lanolina, vaselina, etc.).
Marta Alcalde, vocal de Dermofarmacia y Productos Sanitarios del COF de Barcelona, no se olvida de la higiene de manos, “ya que, inconscientemente, tendemos a tocarnos los ojos muchas veces al día y esto hace que las bacterias que hay en ellas lleguen a la zona ocular”.
Con la higiene se pueden prevenir algunas de las enfermedades que afectan a los párpados o, al menos, favorecer su buena evolución. La mayoría de estas patologías “son inflamatorias e infecciosas, como la blefaritis, orzuelos o calacios, pero también hay alteraciones en la estructura palpebral, como párpados caídos, bolsas, malposiciones palpebrales o triquiasis”, señala Alcalde. Sean unas u otras, lo cierto es que son “causa de preocupación y uno de los motivos más frecuentes en la farmacia y de visita a los oftalmólogos”, apunta Miranda.
Blefaritis y orzuelos
De la blefaritis la profesora recuerda que es una inflamación en la zona donde nacen las pestañas y se produce por infección bacteriana de los folículos pilosos o por acúmulo de material graso procedente de las glándulas sebáceas. “Existen diferentes tipos, pero se caracterizan por presentar inflamación, enrojecimiento, dolor de los párpados y abundantes legañas”, apunta Alcalde.
Se considera una patología crónica; por eso su tratamiento es complejo, no existe una cura rápida y hay tendencia a las recidivas. Puede asociarse a los orzuelos de repetición y al calacio y también el acné rosácea; es más, la dermatitis seborreica puede predisponer a sufrirla.
El principal tratamiento es la limpieza diaria de los márgenes de los párpados para eliminar la secreción grasa que permite el crecimiento de las bacterias. “Se debe realizar mañana y noche con una solución limpiadora específica para esta indicación. Es importante hacerla como forma preventiva en personas predispuestas”, apunta la vocal del COF de Barcelona. En caso de infección, pueden ser útiles las pomadas o los colirios con antibióticos de prescripción médica.
En caso de blefaritis seborreica, se recomienda el mismo champú que el de la caspa del cabello y emplear compresas calientes. Además, la blefaritis y el ojo seco están íntimamente relacionadas y, por ello, “muchas veces es recomendable el uso de lágrimas artificiales”, comenta Miranda. Eso sí, hay que decir que la lágrima artificial perfecta no existe, pero el mercado ofrece una gran variedad. En su opinión, hay que optar por las que no tienen conservantes. “También las hay con lípidos, liposomas, en esprais, pomadas, etc., que pueden ser más eficaces que las tradicionales”, añade.
Respecto a los orzuelos, Miranda destaca que se reconoce porque “en el borde del párpado se observa una zona inflamada y se distingue un punto blanco de pus en la base de una pestaña”. Para su tratamiento, afirma Alcalde, “se suelen prescribir pomadas antibióticas tópicas y, en los casos en los que sea necesario, el médico realiza una pequeña incisión para aliviar el dolor y la presión”.
Como norma general, el farmacéutico comunitario debe insistir al paciente en que no hay que manipularlo ni drenarlo en casa. Para disminuir el dolor, puede aconsejar lavar con agua caliente y soluciones limpiadoras, “aplicando una compresa empapada en ellas durante unos diez minutos sobre el párpado, cuatro veces cada día”. Una vez el orzuelo se abre por sí mismo, “hay que mantener la zona limpia y seca”, remarca Alcalde. E. Mezquita