Las claves para alejar el infarto
Con Valentín Fuster, director general del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III
Los médicos son capaces de salvar aI 90% de los pacientes que llegan a Urgencias con un infarto, pero no son capaces de evitar que lo tengan. Esta rotunda afirmación es del Dr. Valentín Fuster y aparece en su libro ‘La ciencia de la salud”. Ante tal panorama es probable cuestionarse: “¿Cómo es posible?, ¿realmente la ciencia y los avances médicos no pueden impedirlo?”. Y nadie mejor que el propio Dr. Fuster para darnos una respuesta.
Tu salud debe ser tu prioridad
Salud y Medicina ha llamado a la puerta del reputado cardiólogo para hacerle estas preguntas. Y parece que el “poder” para evitarlo está más cerca de lo que imaginas.
“Hay 7 factores que son causa de infarto. Dos son mecánicos (tensión arterial alta y obesidad), dos químicos (colesterol y azúcar elevado en sangre), y tres son de conducta (tabaco, sedentarismo y alimentación). Tenemos que cuidarnos en estos 7 factores de riesgo. Y es muy sencillo lo que pasa es que lo hacemos complejo. Debemos decidir si nuestra salud es una prioridad. Y si lo es, debemos cuidar todos estos aspectos”, asegura el cardiólogo barcelonés.
¿Por qué no lo hacemos? ¿O quizá es que fallamos en el intento? Por ejemplo, si has hecho mil dietas puede que pienses que no es tan fácil perder peso y, sobre todo, no volverlo a recuperar.
Necesitamos ayuda para cambiar
“Los adultos no cambiamos individualmente. En temas de salud, necesitamos de otras personas, ya sean familiares, comunidades o grupos para cambiar nuestras vidas”, dice el Dr. Fuster. Por eso es tan difícil obligarse a hacer deporte solo.
La Ciencia ha demostrado que la mejor edad para la promoción de la salud es entre los 3 y los 6 años. Hay que contar no solo lo que se debe o no se debe hacer, sino que somos conscientes de que el niño tiene que entender por qué. Hay que explicarle cómo funciona nuestro cuerpo y por qué es importante la actividad física, una nutrición correcta… Hay que hablarle en positivo, decirles: “Queremos que estés delgado, que hagas ejercicio, que comas bien…”
En realidad, lo que estamos intentando hacer es promover la salud, más que prevenir la enfermedad. Y esto se logra fomentando buenos hábitos, en lugar de hablar solo de lo que es malo, apunta. “Además, eso no es solo útil para el niño, sino para su familia, porque él puede influir muchísimo en el comportamiento de sus padres”.