La evidencia científica pone en valor la eficacia de las vacunas
Las nuevas tecnologías, la vacunación de adultos y los aprendizajes que dejó la COVID-19 ofrecen un futuro alentador.
Las vacunas son herramientas con un gran potencial preventivo, de recuperación de salud y de mejora de la calidad de vida. En los últimos 200 años han conseguido controlar varias enfermedades importantes y erradicar algunas de ellas. En España, el primer calendario oficial de vacunación infantil se implantó en 1975 y el impacto de la inmunización infantil se puede constatar en las altas coberturas alcanzadas, logrando una reducción superior al 99% en la incidencia de sarampión, rubéola, parotiditis, tosferina y del 100% en la polio y la difteria. Además, la mortalidad de estas enfermedades prácticamente ha desaparecido.
Para poner en valor este potencial, analizar las tendencias de futuro y los desafíos que se presentan, la compañía biofarmacéutica GSK junto con un grupo de 10 expertos multidisciplinares y The Institute for Health and Strategy (Si-Health) han desarrollado el documento `Vacunas, un futuro prometedor´.
En él se apunta un cambio de paradigma, con cada vez más protagonismo de la población adulta y especial interés en los mayores de 60 años. La prevención y/o el tratamiento mediante las vacunas permitirá prolongar los años de vida sana y mejorar la calidad de vida de las personas con respuestas inmunitarias deficientes asociadas a la edad, entre otros grupos poblacionales.
“Las nuevas vacunas contribuirán a mitigar el gran reto al que se enfrentan los países europeos con respecto al envejecimiento poblacional. La implementación de la vacunación a lo largo de la vida tiene que llegar a ser una práctica asistencial rutinaria, de la que podamos beneficiarnos todos”, explica José María Eiros Bouza catedrático de Microbiología , jefe de Servicio de Microbiología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid y en el Hospital Universitario Río Hortega y uno de los expertos que ha participado en la elaboración del documento.
No hay que olvidar que el envejecimiento inmunitario asociado a la edad y otras comorbilidades médicas como la obesidad, son capaces de influir de manera negativa en las respuestas inducidas por la vacunación.
Responsabilización preventiva
A pesar de que la pandemia propició más concienciación social sobre la eficacia de la vacunación, sigue siendo un reto lograr una mayor aceptación y responsabilización preventiva en los ciudadanos. En palabras de José María Eiros Bouza, “existe una importante limitación que puede detener o ralentizar el futuro prometedor gracias a la vacunación: la reticencia social a la misma. Y es que, igual que las vacunas han salvado millones de vidas, la desconfianza en ellas y las teorías conspirativas han creado el efecto contrario”. Por tanto, hay que generar un impacto positivo basado en la evidencia científica y en una información veraz. Es importante “educar y apoyar la interiorización de que la vacunación es un hábito saludable más”, añade el catedrático de Microbiología.
Además, los profesionales sanitarios, la primera línea en caso de brotes, han de ser ejemplo. Un estudio elaborado por la Comisión Europea sobre el estado de la confianza en las vacunas en la UE señala que un 96,6% de profesionales sanitarios en España cree que las vacunas son importantes, seguras y eficaces. En cambio, estos profesionales no alcanzan el 75% de vacunación frente a los virus de la gripe. Eiros Bouza concluye: “Los profesionales debemos adoptar la estrategia de las tres Es: estudio, educación y ejemplo”.
Una nueva era
Vacunas preventivas, vacunas terapéuticas, vacunas multivalentes, nuevas técnicas de aplicación… En la nueva era, las vacunas serán más fáciles y rápidas de producir, y más flexibles y personalizables. El experto Eiros Bouza expone: “Actualmente en Europa se contempla un potencial de más de 100 vacunas futuras. Están muy en boga las vacunas de ARNm, que inducen en el huésped la producción de antígenos proteicos para desencadenar una respuesta inmunitaria; y se encuentran en desarrollo las novedosas tecnologías Multiple antigen presenting system (MAPs) y Generalized Modules for Membrane Antigens (GMMA)”.
Según los datos del documento `Vacunas, un futuro prometedor´, el 54% de estas vacunas futuras se dirigen a mejorar las existentes e incorporar otras nuevas frente a la tuberculosis, el dengue y virus respiratorios como los de la gripe, COVID-19 y VRS. De hecho, los científicos esperan usar la tecnología ARNm para ser pioneros en una vacuna universal que pueda protegernos contra todos los tipos de gripe.
Están surgiendo también vacunas terapéuticas personalizadas que permiten reconfigurar el sistema inmune contra las células cancerosas, y representan un futuro esperanzador para los pacientes oncológicos. Amparo Luque.