El uso inadecuado de antibióticos para tratar una gripe puede elevar el riesgo de neumonía 

La práctica de prescribir antibióticos para infecciones virales es un problema generalizado pese a la evidencia existente que demuestra no estar destinados a tratar este tipo de patologías. De tal calibre es el problema que hay probabilidad, incluso, de que un paciente con gripe que toma antibióticos desarrolle una neumonía bacteriana en lugar de evitarla.

La gripe causa una elevada carga mundial de enfermedad y una mortalidad estimada en 500.000 personas anualmente, considerándose el desarrollo de una neumonía bacteriana secundaria como de las principales causas de estos fallecimientos. Debido a ello, el uso empírico de antibióticos se ha convertido en una práctica clínica común. Si bien los antibióticos tienen efectos beneficiosos para ayudar a erradicar las infecciones bacterianas, pero su uso inadecuado también puede tener consecuencias negativas.

Al respecto, un equipo de investigadores dirigido por el Hospital Cedars-Sinai (EEUU) ha podido constatar, a través de un reciente estudio, que cuando los pacientes con gripe toman antibióticos, estos alteran el microbioma fúngico intestinal. Esto provoca un aumento de las células inmunitarias llamadas eosinófilos en los pulmones que dificultan la función de los macrófagos alveolares, células inmunitarias importantes que eliminan los patógenos de los pulmones.  Los resultados del estudio experimental, publicados en ´The Journal of Clinical Investigation´, apuntan a que los niveles elevados de eosinófilos están asociados con malos resultados clínicos y una mayor inflamación sistémica.

Riesgo de neumonía bacteriana

Esta cadena de acontecimientos, según los autores, hace que sea más probable que un paciente con gripe que toma antibióticos desarrolle una neumonía bacteriana en lugar de evitarla. Su aparición después de una infección por influenza se debe a una interrelación compleja entre el huésped y el patógeno que incluye la sinergia entre los factores de virulencia bacterianos y virales y la alteración de las funciones inmunológicas del huésped que normalmente previenen el crecimiento de bacterias en el tracto respiratorio inferior.

Debemos ser conscientes de que los antibióticos no son inocuos y pueden tener efectos secundarios perjudiciales”, subrayó el autor correspondiente del estudio, el Dr. Peter Chen, presidente de la Cátedra Medallion en Medicina Molecular y presidente interino del Departamento de Medicina de Cedars-Sinai. “Cuando un paciente con gripe tiene una infección bacteriana confirmada, definitivamente es necesario recetar antibióticos. Pero cuando no hay evidencia directa de tal infección, no se deben prescribirlos porque no ayudarán sino todo lo contrario, podrían ser perjudiciales“.

Para llevar a cabo el estudio, los investigadores examinaron ratones de laboratorio que habían sido infectados con gripe y luego con una infección bacteriana causada por SARM (Staphylococcus aureus resistente a la meticilina), una de las causas más comunes de neumonía bacteriana secundaria. Un grupo de ratones recibió antibióticos antes de la aparición de la infección bacteriana; el grupo de control no recibió ningún medicamento.

En comparación con el grupo de control, los ratones tratados con antibióticos experimentaron una mayor pérdida de peso y mostraron evidencia de un mayor daño pulmonar después de la infección por SARM. Los ratones que recibieron antibióticos también tenían niveles más altos de bacterias SARM en sus pulmones y niveles más altos de células inmunes (macrófagos y eosinófilos). Estos datos sugieren que el tratamiento con antibióticos durante una infección de gripe en realidad perjudicó los esfuerzos del cuerpo para eliminar las bacterias SARM en lugar de ayudar al cuerpo a sanar.

Los investigadores también evaluaron una cohorte de pacientes con gripe en el hospital Cedars-Sinai y pacientes graves en la Universidad Northwestern y la Universidad de Pittsburgh. Descubrieron que los eosinófilos aumentan con el uso de antibióticos y están asociados con una mayor duración de la hospitalización y una inflamación sistémica.

Asimismo, la investigación arroja luz sobre el papel que desempeñan los eosinófilos en la regulación de la inmunidad pulmonar. “Estos resultados también respaldan los ensayos clínicos que utilizan estrategias de depleción de eosinófilos como terapia para mejorar los resultados en pacientes ingresados ​​con gripe y otras enfermedades virales“, según el coautor David Underhill, presidente del Departamento de Ciencias Biomédicas y titular de la Cátedra de la Familia Janis y William Wetsman en Enfermedad Inflamatoria Intestinal. L.D.B./ M:T.T. (SyM)

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