Evaluación y mejora de los servicios de salud
Hace unas semanas presentábamos en el salón de actos de la Facultad de Educación de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) el documento “106 medidas que mejoran el sector de la salud en España tras la pandemia de covid-19“. Este nuevo documento de la Fundación Economía y Salud, elaborado por cerca de 50 expertos, pretende establecer unas pautas por donde, a juicio de los expertos, debe transitar nuestro Sistema Nacional de Salud si quiere mejorar su calidad, su eficiencia y sus resultados en salud.
En el acto de presentación afirmábamos que España necesita invertir en el sector de la salud, adicionalmente, al menos un 1% del PIB para de esta forma aproximarnos a la media europea. También afirmábamos que otro punto del PIB, podría quedar disponibles si mejoramos la eficiencia de nuestra gestión del sistema, logrando al mismo tiempo mejores resultados en salud. Ciertamente son grandes números, necesitados de mayor concreción y estudios, pero pueden servirnos de hipótesis de trabajo que nos permitan establecer objetivos sobre los que centrar inversiones y cambios en nuestro sistema.
No cabe duda de que tenemos un buen Sistema Nacional de Salud, pero la misma certeza nos invade si hablamos de la necesidad de mejorarlo con más eficiencia y con más y mejores recursos. Es evidente, y la pandemia sufrida lo ha puesto en primera línea, que no trabajamos adecuadamente en la prevención y promoción de la salud, sector que necesita mayor coordinación, instituciones y presupuesto para cumplir adecuadamente con la finalidad de prevenir enfermedades o de promocionar la salud de nuestros ciudadanos en épocas tempranas interactuando con el sistema educativo. Es necesario que gestionemos mejor la información, implantando modelos analíticos compartidos de vigilancia epidemiológica y capacidad asistencial con fácil acceso.
Necesitamos ajustar nuestros recursos a las necesidades con un adecuado modelo de continuidad asistencial. No debemos seguir ingresando en hospitales a personas que podrían ser tratadas de forma ambulatoria y mucho más aprovechando adecuadamente las nuevas tecnologías. Tampoco es admisible que en nuestros hospitales se demoren las altas por falta de centros de media estancia o problemas sociales. En este sentido, es necesaria una buena coordinación sociosanitaria, imprescindible si queremos asegurar la salud y, por tanto, la calidad de vida de aquellas personas que necesiten estar institucionalizadas por problemas sociales y de dependencia sin que por ello pierdan la necesaria y obligada asistencia por parte de los servicios sanitarios. Es urgente planificar la necesidad de camas de cuidados medios bien exclusivamente sanitarias por la intensidad de los servicios a prestar o bien sociosanitarias por cuanto la situación exija la actuación sinérgica de servicios sociales y sanitarios al mismo tiempo. Es necesario introducir la figura del gestor de casos y establecer interlocuciones claras y directas entre los centros de mayores, por un lado, y los centros de primaria y Unidades de Hospitalización a Domicilio para atención especializada. En definitiva estaríamos potenciando la atención a domicilio porque eso es y no otra cosa una residencia de mayores
Nuestro Sistema necesita, como cualquier otra entidad, ser evaluada adecuadamente, ello permite poder valorar y conocer el estado de nuestro trabajo intercambiando información con nuestros homólogos, un adecuado desarrollo y un sistema de benchmarking nacional. Es necesario disponer de una adecuada valoración de las tecnologías sanitarias Un uso de indicadores con enfoque triple meta en los sistemas de información con una gestión vinculada a resultados
Son necesarias herramientas que permitan mejorar la gestión de nuestros recursos humanos permitiendo a los responsables mayor autonomía formando equipos incentivados que busquen lograr resultados en salud de forma eficiente. Es necesario establecer mecanismos de liderazgo participativo y compartido por parte de los directivos fomentado la autonomía personal y mejorando los procedimientos de comunicación interna. Es preciso reforzar los servicios de prevención de riesgos laborales así cono implantar planes de conciliación familiar del profesional sanitario compartiendo a nivel nacional las buenas prácticas de seguridad del paciente y de los profesionales sanitarios.
Necesitamos seguir avanzando en estrategias de compras centralizadas, desarrollar mecanismos de compra innovadora o establecer catálogos de productos y proveedores a nivel estatal
Estas y otras muchas ideas más se encuentran desarrolladas en el documento presentado por la Fundación Economía y Salud, del que recomiendo su lectura.
Para dar un paso más vamos a establecer un Cuadro de Mandos de Indicadores que permita a cada Comunidad Autónoma conocer el grado de implantación de estas medidas para poder compartir estos resultados en un gran foro anual donde al mismo tiempo se presenten aquellas prácticas que han resultado optimas mejorando los resultados en salud. De esta forma potenciamos la necesidad de evaluación y benchmarking tan necesario en nuestra cultura.
Esta iniciativa va a permitir que, anualmente, nuestros gobiernos tengan una información externa que evalúe su situación y la puesta en práctica de medidas enfocadas a mejorar la salud y la eficiencia. También va a permitir que puedan conocer, en los grandes Foros anuales, por donde va el resto de España e intercambiar información al respecto dando protagonismo a aquellas iniciativas que estén logrando los mejores éxitos
Como decíamos al principio de este artículo, tenemos un buen Sistema Nacional de Salud, pero es necesario cuidarlo y mejorarlo para afrontar los retos ante un acusado envejecimiento de la población, haciéndolo sostenible para que pasemos a las futuras generaciones un Sistema que proteja adecuadamente su salud y su calidad de vida. Por Alberto Giménez Artés. Presidente de la Fundación Economía y Salud