En marcha nuevas terapias para ralentizar el Alzheimer
En España, actualmente hay 1,2 millones de pacientes de Alzheimer, cifra que podría llegar hasta los 3,6 millones en 2050. A nivel mundial, ascendería a más de 133 millones de personas.
En general, una de cada 20 personas a partir de los 65 años, una de cada siete a los 75 años y una de cada tres a los 85 años desarrollará Alzheimer, siendo la incidencia mayor en mujeres que en hombres, con prácticamente el doble de probabilidades.
Esta enfermedad provoca un gran impacto en la vida del paciente. En fases tempranas aparecen problemas sutiles en la memoria y el pensamiento pero progresivamente surgen dificultades para comunicarse y realizar tareas rutinarias, y comienzan a producirse cambios de personalidad y comportamiento. En la etapa grave es necesaria ayuda con las actividades de la vida diaria y los efectos de la demencia en la salud física se hacen especialmente evidentes.
Estamos ante una patología muy desconocida aún, desafiante, que hoy por hoy no tiene cura. Los tratamientos se centran en ralentizar su progresión o reducir y controlar algunos síntomas.
Y además de la gran merma que produce en la calidad de vida del paciente y sus cuidadores, supone un alto coste sanitario. “El coste anual de los tratamientos disponibles actualmente asciende a unos 25.000 euros por paciente, excluyendo los cuidados asociados como infusiones intravenosas cada cuatro semanas o inyecciones hospitalarias cada dos semanas, y el control de efectos secundarios, lo que incrementa considerablemente el coste total”, señala Antonio Navarro, presidente ejecutivo de Funditec. Esta empresa, mediante la compañía biofarmacéutica Advantx Pharmaceuticals, está centrada en terapias avanzadas para trastornos neurológicos y enfermedades neurodegenerativas.
Mejoradas opciones terapéuticas
Ante las cifras que se barajan, el Alzheimer se configura como una enfermedad que, en un futuro no muy lejano, puede convertirse en pandemia. Por tanto es evidente que, a falta de una cura, hay que seguir investigando para mejorar su abordaje; las nuevas terapias se orientan a combatir su biología fundamental, deteniendo o retrasando el daño celular que finalmente conduce a los síntomas.
Existen fármacos inhibidores de la acetilcolinesterasa (donepezilo, galantamina o rivastigmina) que ayudan a reducir o controlar algunos de los síntomas cognitivos y conductuales. Nuevos medicamentos han demostrado que la enfermedad puede ralentizarse en fases tempranas, aunque tan solo unos meses, pero tienen un alto coste y pueden presentar efectos secundarios como edemas y hemorragias cerebrales.
Por ello, el doctor en biología y director científico del área de Salud del Centro Tecnológico Funditec, Domingo Gargallo explica: “El medicamento oral que estamos desarrollando desplaza los oligómeros de Aβ de las sinapsis, facilitando su eliminación a través del líquido cefalorraquídeo y protegiendo las sinapsis, reduciendo el riesgo de lesión o pérdida neuronal. En estudios con animales, de hasta un año de duración, se han observado resultados de eficacia concluyentes, con expectativas terapéuticas para frenar el deterioro cognitivo equivalentes a las inmunoterapias antiamiloides. Asimismo, se ha confirmado su seguridad y buena tolerancia, que sugiere la ausencia de efectos cerebrales adversos relevantes en humanos”.
Sería un tratamiento que podría administrarse en fases tempranas, incluso de forma preventiva, retrasando el deterioro cognitivo no solo meses, sino años.
En definitiva, la clave puede estar en moléculas avanzadas con mecanismos de acción que actúen sobre múltiples aspectos de la enfermedad. No sólo en la eliminación de amiloides sino también en la restauración de los procesos celulares dañados. A. L.