Efectos de realizar ejercicio al aire libre en condiciones extremas
Practicar ejercicio físico en condiciones extremas puede producir, por los episodios desencadenados por el cambio climático a los que asiste la población, más que beneficios puede generar efectos negativos. De ahí, la importancia de utilizar ciertas estrategias para poder seguir manteniendo la actividad física sin poner en riesgo la salud.
Mientras, realizar ejercicio físico en zonas afectadas por el humo de los incendios forestales equivale a exponerse a períodos de niveles muy altos de partículas en el aire. Esto puede provocar consecuencias a largo plazo, como enfermedades cardíacas y pulmonares, además de diabetes y demencia.
Por otra parte, los efectos nocivos de la contaminación del aire pueden agravarse durante el ejercicio, porque aumenta la frecuencia y la profundidad de la respiración.
“En Canadá, para la contaminación del aire, utilizamos una escala denominada Índice de Calidad del Aire para la Salud (AQHI, por sus siglas en inglés), que ofrece una estimación del riesgo para la salud que supone la calidad del aire en una escala de uno a diez“, indica el Dr. Koehle. En este sentido, sugiere que “las personas deberían considerar modificar sus actividades al aire libre cuando el AQHI sea superior a cuatro para las poblaciones en riesgo, siete para la población general o si experimenta síntomas como tos o irritación de garganta”.
Los más perjudicados
Algunas personas corren mayor riesgo que otras, y esto incluye a los adultos mayores, las mujeres embarazadas, los niños pequeños y las personas con problemas de salud preexistentes, como afecciones pulmonares o cardíacas, cáncer, diabetes y enfermedades mentales.
“Sabemos que, a largo plazo, un estilo de vida físicamente activo es importante para prevenir y tratar muchas enfermedades crónicas, incluidas aquellas que hacen que las personas sean más susceptibles a los efectos del calor extremo y el humo, por lo que evitar la actividad por completo tampoco es una solución”, según señala Koehle.
Es por ello que, como subraya, “la estrategia más importante es monitorear las condiciones actuales y los pronósticos tanto del clima como de la calidad del aire. Esto nos permite elegir los mejores momentos del día y los mejores lugares para la actividad física y el ejercicio“. En este sentido, destaca que “las primeras horas de la mañana pueden ser menos riesgosas tanto para el calor como para el humo, y lugares como los parques que se benefician de un viento óptimo, sombra y distancia de las fuentes de humo pueden generar un menor riesgo de calor y calidad del aire“. JGS