Cuando el Parkinson se toma unas vacaciones
Un programa residencial ofrece estancias temporales a estos pacientes y a sus familiares directos y cuidadores
Aunque con la llegada de los días soleados muchas personas ya están pensando en las vacaciones, para otras representan, desde hace tiempo, una ilusión inalcanzable. Es lo que les sucede a gran parte de las personas con Parkinson y, sobre todo, a los familiares que les cuidan, un arduo trabajo para el que no hay vacaciones. Por ello, desde Sanitas Residencial, junto al apoyo de la Federación Española de Parkinson (FEP), han puesto en marcha el programa Vacaciones adaptadas para mayores con Parkinson. Con esta iniciativa, los afectados por esta enfermedad pueden disfrutar de estancias temporales en diferentes destinos de España, como si de su hogar se tratara.
La diferencia es que en las residencias reciben atención personalizada durante 24 horas, que incluye el cuidado médico, las habitaciones y los baños son adaptados y están preparados para responder a cualquier necesidad, como puede ser una dieta específica, explica Roser Roigé, vicepresidenta de la FEP y presidenta en Associació Catalana per al Parkinson (ACAP). Además no sólo descansan los pacientes, también sus familiares que pueden disponer de tiempo libre para hacer lo que más les apetezca. Algo que, quizás, no podían hacer desde hacía mucho tiempo, añade Roigé.
El objetivo principal de este programa es que la enfermedad no suponga un límite para disfrutar de unas vacaciones. El profesional de las residencias se responsabiliza del cuidado del enfermo y los familiares pueden tener más tiempo para sí mismos. Llega un momento en que el familiar no se atreve a ir de vacaciones y, por miedo, lleva mucho tiempo sin prácticamente salir de casa. Este programa es una gran oportunidad para ellos, asegura la presidenta de ACAP. Los centros cuentan, además, con programas de atención a personas con demencia, que incluyen un formación especializada, la habilitación de los espacios físicos a las necesidades de estas personas y un programa de actividades adaptadas. Hay que tener en cuenta que el 80% de pacientes al cabo de 20 años de enfermedad tendrá deterioro cognitivo importante. Es decir, que tener Parkinson representa un riesgo de demencia seis veces mayor que el de la población general.
Emilio Linaje es un enfermo de Parkinson de Barcelona. El pasado agosto decidió pasar 13 días inolvidables, como él mismo cuenta, junto a su mujer en Santander. Hicimos amistades de personas estupendas e inolvidables. Nuestras sobremesas fueron muy prolongadas, tomamos contacto con personas con otro tipo de patologías. Estuvimos muy felices, relata Emilio Linaje. Para Pere Narbona, también con Parkinson, es una manera ideal de que afectado y cuidador puedan disfrutar juntos de unas vacaciones en un entorno que permite que sean vacaciones para los dos.
La elección del destino es decisión del paciente en función de las plazas disponibles. De la misma forma que reservan unas vacaciones en un hotel, reservan su plaza en la residencia, aclara Roigé. El programa se inició el verano pasado con un encuentro de asociaciones liderado por la FEP en Sanitas Residencial Santander. Este año el encuentro se realizará en las mismas fechas en el centro de Tarragona