¿Cómo combatir el envejecimiento con ejercicio?
Practicar ejercicio regularmente a lo largo de la vida adulta podría proteger los músculos contra la pérdida de masa y fuerza, según un estudio reciente en personas que han hecho deporte toda la vida. El trabajo ha concluido que los músculos de hombres de edad avanzada que mantienen una vida activa se parecen a nivel celular a los de los hombres de 25 años y que, además, soportan la inflamación mucho mejor que los músculos de las personas grandes sedentarias.
Los músculos son una de las partes del cuerpo más vulnerables al paso del tiempo. Casi todo el mundo comienza a perder masa y fuerza musculares a principios de la edad adulta, un proceso que se acelera a medida que pasa el tiempo. Si bien se desconocen todas las causas de este declive, la mayoría de los investigadores del envejecimiento coinciden en que tiene que ver el aumento sutil de la inflamación que experimenta el cuerpo con la edad. “Muchos estudios indican que un nivel más alto de los factores inflamatorios está asociado con una mayor pérdida de masa muscular”, afirma Todd Trappe, profesor de ciencias de la actividad física de la Universidad Estatal de Ball, en Estados Unidos, que ha supervisado el estudio.
Las personas que están en forma tienden a presentar niveles más bajos de inflamación en el cuerpo. Por lo tanto, los autores del estudio se preguntaban si las personas mayores activas también tendrían una masa muscular más voluminosa y sana. Para averiguarlo recurrieron a un colectivo singular: habitantes de la región de más de 70 años que se habían entrenado de manera constante desde los años 70. Con este objetivo reunieron 21 hombres atléticos de edad avanzada, 10 corredores y ciclistas de entre 20 y 30 años, y 10 hombres de edad avanzada sanos pero sedentarios.
En busca de la inflamación
Los científicos midieron los muslos de todos los participantes y les extrajeron muestras de sangre y de tejido. Enseguida se dieron cuenta que el perímetro del muslo reflejaba tanto la edad como el estilo de vida: los deportistas jóvenes presentaban los muslos más potentes, los deportistas de edad avanzada unas ligeramente menos voluminosas y los hombres mayores inactivos las más delgaducha.
A continuación, los investigadores sometieron a los participantes a una sesión de entrenamiento breve pero vigorosa. Se esperaba que el ejercicio estresante los músculos de una manera que les resultara poco familiar. Unas horas después, volvieron a extraer sangre y a practicar una biopsia de tejido muscular a los participantes. A continuación, se examinaron los tejidos en busca de marcadores inflamatorios. La inflamación es un proceso extraordinariamente complejo en el que están implicados numerosos genes y células que se comunican e intensifican o aplacan de manera dinámica el proceso. Justo después de que se produzca un desgaste -como la práctica de ejercicio vigoroso- la inflamación ayuda a los tejidos a curarse. Pero si la inflamación se prolonga puede convertirse nociva y, en el caso de los músculos, impedir que ganen volumen y fuerza después de ejercitarse.
Los investigadores observaron que las respuestas inflamatorias de los hombres diferían. Los deportistas jóvenes presentaban un grado más bajo de inflamación en sangre y los músculos al principio del estudio, lo que no cambió después de la sesión de ejercicio. En el interior de los músculos de los deportistas de edad avanzada se produjo una respuesta similar, a pesar de que sus marcadores inflamatorios eran algo más elevados y sus reacciones antiinflamatorias algo más modestas. Por el contrario, en el caso de los hombres mayores sedentarios se desencadenó una inflamación descontrolada.
Si se les valora en conjunto, estos resultados sugieren que la práctica de ejercicio físico a largo plazo podría ayudar a mantener sanos los músculos durante el envejecimiento, gracias, en parte, a que los prepara para disipar la inflamación, según explica Trappe. Y aunque un apunte más importante: sus conclusiones no deben desanimar a los adultos o los ancianos que, tras llevar una vida sedentaria, se plantean empezar a ir al gimnasio o salir a correr, advierte el doctor Trappe. “Aunque en un principio la inflamación pueda frenar un poco, los músculos responderán y crecerán”, asegura. Gretchen Reynolds