Alemania, segunda parte
Quizás sea ahora España un ejemplo que seguir con respecto a la vacunación.
Por Antoni Trilla, epidemiólogo
Situación muy preocupante en buena parte de Europa y preocupante en España. A estas alturas de la pandemia resulta paradójico observar la situación en Alemania, por ejemplo, y compararla con la nuestra. Alemania superó las primeras oleadas con buena nota. Alemania gasta en sanidad por habitante casi el doble que España, tiene casi el triple de camas hospitalarias y de uci por 100.000 habitantes, dispone de prácticamente los mismos médicos y del triple de enfermeras por 1.000 habitantes. Las cifras relacionadas con la pandemia nos son desfavorables. Tenemos casi el doble de casos de covid por 100.000 habitantes y más fallecidos por 100.000 habitantes (Alemania: 1,1; España: 1,8). Con la vacunación sucede lo contrario. El porcentaje de población vacunada con pauta completa es del 80% en España y del 68% en Alemania, una diferencia muy importante. Alemania está en pleno ascenso de su cuarta oleada, con incidencias de nuevos casos que no había alcanzado nunca antes (seis veces superiores a las de aquí), llenando ya algunas de sus ucis, cancelando la cirugía no urgente, con restricciones de acceso a determinadas actividades empleando la regla 3G (Geimpft, Genesen, Getestet: vacunado, recuperado o con prueba negativa) y aprobando leyes para vacunar obligatoriamente al personal sanitario, por ahora.
Der Spiegel publicó hace una semana un duro artículo en el que analizaba esta situación. Según la revista, los ciudadanos antivacunas y la falta de liderazgo político están llevando a Alemania al límite. El invierno les puede suponer un verdadero desafío médico y social, resultado de una preparación inadecuada, especialmente en lo referente a la vacunación.
Kai Kupferschmidt, periodista científico alemán que escribe para Science, resumió en Twitter: “Tenemos el conocimiento, las vacunas y el dinero. Alemania no debería estar en la situación actual tras dos años de pandemia.
Nos falta una política basada en la evidencia científica. Nos falta una medicina social. Nos falta empatía. Quizás debamos volver al confinamiento, pero este hecho indica un fracaso. Quizás debamos hacer obligatorias las vacunas, pero este hecho indica un fracaso. Llamémosle falta de empatía, de solidaridad o de inteligencia, pero no hemos sabido actuar como sociedad en nuestro mejor interés.”
Quizás para Alemania seamos ahora un ejemplo a seguir con respecto a la vacunación. Vamos a continuar siéndolo con las terceras dosis. Vamos a tratar también de serlo limitando en lo posible el riesgo de contagios, reduciendo así el impacto potencial de nuestra sexta oleada. La regla alemana 3G no es más que el empleo del certificado digital covid en determinadas situaciones y lugares de alto riesgo. Las medidas de prevención en una pandemia, si pueden ser útiles, proporcionadas y adecuadas, hay que aplicarlas antes que sea demasiado tarde. No podemos tropezar de nuevo en la misma piedra. Ya no, por favor.