5 consejos para tratar la gastroenteritis aguda
La gastroenteritis aguda (también conocida como gripe intestinal) se define como la inflamación de la mucosa del estómago y de los intestinos.
En los países desarrollados, la mayoría de casos están producidos por virus que infectan las células que recubren el intestino delgado, donde se multiplican. El cuerpo reacciona ante este ataque con diarrea, vómitos y fiebre. Los virus que causan de manera más frecuente gastroenteritis aguda son los de los géneros rotavirus y norovirus. El primero es el que causa más casos de gastroenteritis en niños y el segundo, en adultos. Las personas que tienen más riesgo de sufrir una gastroenteritis viral son las que tienen el sistema inmunitario debilitado, los bebés y los ancianos.
El tratamiento habitual consiste en evitar la deshidratación -sobre todo en niños-, que es la complicación más grave de la gastroenteritis. En una persona adulta, se recomienda la ingesta abundante de líquidos, a sorbitos. También está indicado el consumo de fórmulas de rehidratación oral, que ayudan a recuperar minerales y electrolitos, además de líquido. En cambio, conviene evitar las bebidas con gas, con cafeína y con alcohol.
En los niños, el tratamiento inicial consiste en la rehidratación oral, utilizando sueros hiposódicos. Se debe mantener la lactancia materna y proporcionar los alimentos habituales, siempre que el niño los tolere. En caso de tomar biberón, no se deben utilizar fórmulas sin lactosa, fórmulas especiales ni rebajadas. No se recomienda dar a los niños soluciones caseras como la limonada alcalina, ni tampoco bebidas de deportistas, colas, limonadas comerciales ni zumos de fruta, porque la concentración de nutrientes y electrolitos de estos productos no son adecuados.
La enfermedad puede provocar cansancio y debilidad, por lo que conviene hacer reposo durante el tiempo que duran los síntomas.
Hace más de 50 años que la evidencia científica desaconseja recetar antibióticos para tratar la gastroenteritis aguda, salvo en los casos graves, los que presentan fiebre o diarrea con sangre, o bien los que no presentan ninguna mejora en tres días.