La nicotina, ¿el problema o la solución?
Por Fernando Fernández Bueno, Portavoz de la Plataforma para la Reducción del Daño por Tabaquismo.
Sale del bar. Abre el paquete. Enciende el cigarrillo y da una larga calada. Usted ha visto esa escena mil veces. Su protagonista la repite un centenar de veces a la semana. A usted le repugna ver un pulmón afectado por cáncer en las cajetillas. ¿Cree que a él, que lleva una en el bolsillo, no?
Quizás piense que la nicotina causa ese cáncer. La nicotina, aunque no es inocua, no produce cáncer. En realidad, las enfermedades graves se relacionan con el tabaquismo por el humo de la combustión, que contiene unas 6.000 sustancias, muchas tóxicas o carcinogénicas.
Fumar, o dicho de otra manera, “la combustión” mata. Si el problema grave viene de la combustión y la nicotina es lo que buscan los fumadores con altos niveles de adicción, ¿no sería lógico buscar formas de administrarla al que no consigue dejar de fumar evitando miles de sustancias potencialmente letales?
La tecnología nos ha dotado de unas herramientas capaces de ofrecer nicotina con un 95% menos de toxicidad: los cigarrillos electrónicos y otras alternativas de tabaco sin combustión. Reino Unido, Francia, Nueva Zelanda y Estados Unidos han entendido su potencial como herramientas de reducción del daño y las incluyen en sus estrategias anti tabáquicas. En España, en cambio, el Ministerio de Sanidad se opone considerándolas una amenaza.
Un dato: en España más de un 30% de adultos fuma a diario, como en 2005. No progresamos, incapaces de luchar de forma efectiva e innovadora contra el tabaquismo. Muchos profesionales de la salud como yo estamos hartos de ver a fumadores incapaces de dejarlo con medicamentos o terapias conductuales. ¿Por qué seguir negando la evidencia científica que demuestra el beneficio de usar estas herramientas de reducción del daño? Es hora de sumar esfuerzos contra el tabaquismo, con realismo y responsabilidad, aportando estas herramientas de nicotina libres de combustión como parte de la solución.