Ingravidez y trombosis venosa
Dr. Enrique Puras Mallagray. Cirujano vascular
La trombosis venosa yugular interna se ha asociado con el cáncer, un catéter venoso central o en tratamientos de hiperestimulación ovárica.
La afección puede tener complicaciones mortales, como sepsis sistémica y embolia pulmonar. La profesora asociada de medicina la doctora Serena Auñon-Chancellor en Lousiana State University, es la autora principal de un artículo que describe un riesgo no reconocido antes en vuelos espaciales, descubierto durante un estudio de astronautas involucrados en misiones de larga duración. El documento detallas un caso de flujo sanguíneo estancado, como consecuencia en un coagulo en la vena yugular interna de un astronauta a bordo de la Estación Espacial internacional, y ha sido publicado en la edición de enero 2020 de la prestigiosa “New England Journal of Medicine”. Once astronautas participaron en este estudio, que buscó cerrar lagunas en el conocimiento sobre la fisiología circulatoria que no sólo beneficiará a los pacientes en la tierra, sino que podría ser crítico para la salud de los astronautas durante misiones de exploración espacial a la Luna y a Marte.
Se midió la estructura y la función de la vena yugular interna en vuelos espaciales de larga duración donde los astronautas se exponen a cambios mantenidos en la sangre y fluidos tisulares. Los exámenes de ultrasonido se realizaron en horas programadas en diferentes posiciones durante la misión. Los resultados revelaron una sospecha de trombosis venosa yugular interna obstructiva izquierda (coágulo de sangre) en un astronauta. Otro, guiado en tiempo real por dos radiólogos independientes en la Tierra, realizó el ultrasonido que confirmó el diagnóstico. Dado que la NASA no había encontrado antes esta condición en el espacio, fueron muy controvertidas las opciones terapéuticas.
La farmacia de la estación tenía 20 viales que contenían enoxaparina inyectable, un anticoagulante similar a la heparina.
El astronauta comenzó con este fármaco, inicialmente a una dosis más alta, que se redujo después de 33 días para que durase hasta la llegada de un anticoagulante oral (apixaban) a través de una nave espacial de suministro. Así el tamaño del coagulo se redujo progresivamente y el flujo sanguíneo a través del segmento yugular interno afectado pudo inducirse en el día 47. Luego tomó apixaban hasta cuatro días antes del regreso a la Tierra.
Al aterrizar, se realizó una ecografía que mostró que el coágulo restante se había adherido contra las paredes de los vasos sin necesidad de más anticoagulación y desapareció diez días después. Al cabo de seis meses de regresar a la Tierra, el astronauta estaba asintomático. Este no tenía antecedentes personales o familiares de coágulos sanguíneos y no había experimentado dolores de cabeza en condiciones de ingravidez. Queda saber: ¿Cómo lidiaríamos con este problema en una misión de exploración a Marte?