Un innovador dispositivo de reanimación mejora la superviviencia ante un paro cardíaco

Según la Sociedad Española de Cardiología (SEC), un paro cardiorrespiratorio consiste en el cese de la actividad mecánica cardíaca y se diagnostica ante la falta de conciencia, pulso y respiración. Las medidas aplicadas a revertirlo se denominan reanimación cardiopulmonar (RCP) y pretenden evitar la muerte por lesión irreversible de órganos vitales, especialmente del cerebro.

La RCP estándar suele ser efectiva en los primeros 10 a 20 minutos tras el paro cardíaco pero pasado este tiempo, las probabilidades de éxito disminuyen rápidamente y el riesgo neurológico grave es alto, dado que el cerebro comienza a sufrir daños por falta de oxígeno después de 4 a 6 minutos sin la circulación adecuada.

En este contexto, algunos hospitales españoles ya disponen de CARL, un innovador sistema de reanimación cardiopulmonar extracorpórea de la empresa de tecnología sanitaria Palex, que amplía significativamente ese tiempo estándar. La mayoría de paradas que llegan a CARL son de entre 30 a 90 minutos, incluso llegando a haber casos de supervivencia en paradas más prolongadas, de 120 minutos. Esto ofrece una última oportunidad de recuperación tanto a nivel cardíaco como cerebral a pacientes que no han logrado recobrar el pulso en el tiempo estipulado por las guías clínicas y que hasta ahora contaban con mínimas expectativas de sobrevivir.

CARL ha sido desarrollado por expertos en cirugía cardíaca y tecnología médica, con un novedoso enfoque terapéutico hacia la reperfusión controlada, dirigida y personalizada de todo el cuerpo tras un paro cardíaco.    

Tecnología mejorada para la reperfusión

CARL es un dispositivo médico de alta gama bastante revolucionario que puede mejorar notablemente la calidad de vida de los pacientes que sobreviven a un paro cardíaco. Steffen Pooth, del departamento de Medicina de Emergencia del Hospital Universitario de Friburgo (Alemania) y codesarrollador del dispositivo explica: “Basándonos en la investigación y práctica cardiovascular hemos implementado la tecnología necesaria para que la reperfusión en cualquier lugar sea controlable por los equipos de emergencia. CARL se compone de tres partes clave que marcan una gran diferencia en el manejo de estos pacientes”. En primer lugar, un controlador realiza un análisis de gases en sangre venosa y arterial, lo que ayuda a vigilar el metabolismo durante la reperfusión. También mide la presión arterial en la aorta, “lo que permite una gestión de presión más precisa y genera un flujo pulsátil para mejorar la perfusión, especialmente en situaciones donde puede haber problemas de no-reflujo”, explica el doctor Pooth.

En segundo lugar, un mezclador de gases permite evitar la hiperoxigenación en los estadios tempranos del tratamiento, ya que la práctica habitual de conectar al paciente de repente a oxígeno 100% puede ser muy lesiva.

Y por último, una unidad móvil de enfriamiento que, sin necesidad de una fuente de energía externa, puede enfriar a un paciente a una temperatura específica y prevenir la fiebre durante la reperfusión.

“Los estudios han demostrado que con el uso de eCPR se logra una tasa de supervivencia de alrededor del 30% en pacientes seleccionados con paro cardíaco prolongado. Sin embargo, con CARL, que se puede considerar una forma más específica de eCPR, el Hospital Universitario de Regensburg reportó una tasa de supervivencia del 50% y en un estudio multicéntrico en varios países europeos se superó el 40%. Esto es muy prometedor, porque la mejora de la tasa de supervivencia en estos estudios también se comprometió a un menor daño neurológico, que es crucial para la calidad de vida de los pacientes”, matiza el experto. LAURA CLAVIJO

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