Un abordaje y un arsenal terapéutico para tipo de dolor
Una de cada cinco personas en Europa, según diversos estudios, sufre dolor crónico.
En la Fundación Pharmaceutical Care han organizado varios cursos sobre el abordaje del dolor crónico, incluso uno más específico de dolor y cáncer. Ana Dago. Especialista en esta materia, apunta que una de cada cinco personas en Europa, según diversos estudios, sufre dolor crónico. El 96% es dolor no oncológico. Advierte de que el dolor crónico en nuestro país está “infratratado“. De hecho, “un 64% de los pacientes con dolor crónico considera que no tiene un tratamiento adecuado“. Cuando llegan a las unidades del dolor, un 41% había sido tratado con paracetamol. “O sea, también la gestión del tratamiento, dependiendo en qué zonas, no está siendo la adecuada, por así decirlo“, lamenta.
“Los pacientes con dolor [crónico] son asiduos de la farmacia, porque los tenemos en ella continuamente retirando su medicación. Si indagas un poco, se quejan de que el dolor no desaparece en ningún momento del día, que muy pocos ratitos están sin él, o ninguno“, expone. Asimismo, son unos pacientes a los que el dolor les repercute en su vida diaria. “El dolor se instaura y va minando al paciente, porque repercute en su vida laboral, en su vida familiar, en su vida social. Padecen insomnio, no tienen ganas de salir. Luego, son pacientes que tampoco lo cuentan, porque parece que no se le da importancia a que hablen de que tienen dolor y, entonces, llega un momento en que dejan de contarlo. Incluso, no se lo cuentan al médico“, reflexiona. Por todo esto, son pacientes que se pueden beneficiar mucho de los conocimientos y las herramientas que poseen los farmacéuticos para ayudarles en el tratamiento de ese dolor. El seguimiento fármacoterapéutico, según Dago, sería lo prioritario en estos pacientes. Le cuestionamos si son pacientes que se automedican. “Creo que eso es más en los pacientes con dolor agudo. Los pacientes con dolor crónico lo que hacen es aumentar y disminuir las dosis. A veces, sin conocimiento. Ahí, en el terreno de la educación e información al paciente, también los farmacéuticos tenemos mucho que hacer“, puntualiza. El primer objetivo del tratamiento crónico del dolor ha de ser suprimirlo. Después, que ese paciente pueda mantener los hábitos de vida, su vida laboral, que mantenga el patrón de sueño, que mejore un poco su estado de ánimo. “Son pacientes que tienden a la depresión porque se encierran en sí mismos, porque no son comprendidos“, insiste. Hace hincapié en que es primordial que el paciente conozca el tratamiento, que sepa cómo tiene que tomarlo, que conozca los efectos adversos y cómo actuar. Igualmente, es necesario que sepa que “no puede dejar la medicación hoy porque se encuentra bien, porque mañana el dolor vuelve a aparecer, porque ha dejado la analgesia y es mucho más difícil abordarla porque va cambiando el umbral“.
El arsenal terapéutico para el tratamiento del dolor es “muy amplio, y cada vez más“. Por otro lado, están las combinaciones. Dago describe que ha habido un cambio sustancial en lo que es la esencia del tratamiento del dolor crónico, porque se ha pasado de la escalera de la Organización Mundial de la Salud (OMS), “que era un poco como ir subiendo peldaño a peldaño“, a que se hable del “ascensor analgésico“. De acuerdo con sus palabras, “lo más importante es utilizar el analgésico adecuado en el momento que se necesite para esa intensidad del dolor concreto y para ese dolor concreto“. Es decir, no hace falta ir escalonado. Se ha comprobado que “es mucho mejor un abordaje directo dependiendo del paciente, del tipo de dolor, y utilizar el analgésico adecuado en ese momento“. Hay que tener en cuenta además que, aunque haya un fármaco de un determinado grupo terapéutico que no haya tenido efecto, eso no quiere decir que otros de ese mismo grupo no puedan ser utilizados, porque a lo mejor sí que tienen efecto. “Todo esto es el principal avance, más que nuevos medicamentos. Nuevas combinaciones, fármacos coadyuvantes que se pueden utilizar dependiendo del tipo de dolor“, argumenta. Su conclusión es que “cada tipo de dolor tiene un abordaje determinado, tiene un arsenal terapéutico determinado” y que los farmacéuticos han de conocerlo y saber cómo se trata ese tipo de dolor, cómo va evolucionando. L.D.B. /M.T.T. (SyM)