¿Se podrían prevenir los infartos con un análisis de sangre?

Un avance permite detectar la aterosclerosis en un estadio temprano y mejorar las terapias actuales.

La aterosclerosis es una enfermedad inflamatoria de la pared de las arterias, llevando a acumulación de grasas, colesterol, células inmunitarias y células muertas en sus paredes. Estos depósitos, denominados placas, pueden ser inestables cuanto más inflamatorios son y romperse en cualquier momento, formando trombos que provocan complicaciones cardiovasculares graves, como el infarto o el ictus, o la demencia vascular, importantes causas de morbilidad y mortalidad. La detección se realiza en pacientes con altos índices de colesterol y riesgo cardiovascular, pero su valor predictivo es bajo y detectar la enfermedad requiere de estudios de imagen avanzada complejos y caros. Es fundamental encontrar nuevos biomarcadores que permitan detectar la enfermedad mediante procesos sencillos, como un análisis de sangre, antes de que progrese y poder realizar tratamientos tempranos que prevengan la formación de una placa inestable.

El grupo de David Sancho, investigador del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC) lidera un proyecto, en consorcio con la Fundación Kaertor, que explora posibles moléculas producidas por la microbiota que puedan influir en la progresión de la aterosclerosis. En estudios previos en un modelo animal, el grupo identificó una molécula producida por la microbiota que puede servir como biomarcador temprano de la aterosclerosis. Además, este metabolito no solo se asocia a la enfermedad, sino que hay una relación causa-efecto y contribuye a la progresión de la enfermedad.

“Nuestro proyecto propone la validación de este metabolito de la microbiota identificado como marcador de aterosclerosis temprana en cohortes independientes. Además, hemos encontrado asociación con placa inflamatoria, de modo que queremos explorar si también predice la inestabilidad de la placa y, por tanto, futuros eventos cardiovasculares”, afirma Sancho. “La investigación puede dar como resultado nuevas herramientas de diagnóstico para la aterosclerosis y respaldar estrategias novedosas y terapias mejoradas para la enfermedad”, concluye. M. Baldomà

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