Muertes a velocidad récord
La Covid-19 se sitúa entre la principales causas de fallecimiento en el 2020.
Por Cristina Sáez , periodista.
Nada hacia presagiar hace nueve meses, cuando la humanidad se preparaba para estrenar el 2020, que el mundo iba a cambiar como lo ha hecho. El 31 de diciembre, una página web del Gobierno chino anunciaba que se había descubierto una neumonía de causa desconocida en Wuhan, una ciudad de 11 millones de habitantes. Aquel anuncio pasó algo inadvertido, era uno más de los que había en marcha en el planeta: ébola en África occidental, dengue en Afganistán, sarampión en el Pacífico.
Poco podíamos imaginar que el nuevo patógeno SARS-CoV-2, causante de aquella misteriosa infección respiratoria, acabaría provocando una pandemia mundial que, por el momento, ya lleva casi 30 millones de casos y un millón de muertes, según cifras de la Universidad Johns Hopkins (EE.UU.). Tampoco que esta nueva enfermedad se colocaría en un tiempo récord entre las primeras causas de muerte en adultos en el mundo, por delante de la diabetes, la malaria, el cáncer de pulmón o los accidentes de tráfico. De hecho, ya se ha cobrado más muertes que otras nuevas infecciones de los siglos XX y XXI juntas, como SARS, MERS, gripe A y ébola.
“La Covid-19 se ha colocado en un pispás en el podio de las enfermedades con mayor mortalidad y eso ha hecho que el mundo se percate de golpe del impacto tan brutal que tienen las infecciones”, dice el investigador Icrea Quique Bassat, del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal). “Hasta ahora, no se prestaba atención a las enfermedades infecciosas, como tuberculosis, malaria o VIH, que son la principal causa de muerte en países en vías de desarrollo, porque apenas afectan a los países ricos”. Y remacha: “Si algo ha hecho esta pandemia es igualarnos a todos, independientemente del dinero”.
En el 2017 murieron en el planeta 56 millones de personas, unas 150.000 por día, según el estudio epidemiológico más completo que existe, elaborado por el Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud (IHME) de la Universidad de Washington en Seattle (EE.UU.). Un tercio de ellas, o 17,8 millones, lo hicieron por enfermedades cardiovasculares, principal causa de mortalidad en el mundo desde hace 15 años. Les siguen la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), las infecciones respiratorias como neumonía y bronquitis y las demencias.
Aunque es complicado asignarle una posición, la Covid-19 seguramente ya se sitúa entre esas principales causas de muerte del 2020, con una media de cerca de 300.000 nuevos casos y unas 6.000 muertes diarias. Cada día en el mundo mueren 2.800 personas por diabetes, 3.600 en accidente de tráfico y 7.000 por infecciones respiratorias.
“Lo que es particularmente remarcable de la Covid-19 son los enormes estragos que ha causado en tan poco tiempo. Comparativamente, la pandemia de VIH/sida ha causado muchas más muertes, unos 39 millones, pero es más insidiosa y lenta”, dice Theo Vos, investigador del IHME. Picos de enfermedad y mortalidad tan rápidos solo suelen aparecer asociados a desastres naturales o guerras (terremoto de Haití, genocidio de Ruanda, hambruna china en la época de Mao…).
Para Antoni Trilla, epidemiólogo del hospital Clínic de Barcelona, la Covid sería comparable en extensión y gravedad a la gripe española de 1918, que en un solo año ocasionó unos 50 millones de muertes, aunque no hay consenso sobre la cifra final. “Mató a 50 millones de un mundo de 2.500 millones, mientras que la Covid lleva más de 900.000 personas en un mundo de 8.000 millones de habitantes. Seguramente, en cifras relativas la Covid no es tan bestia, pero en cambio ha logrado paralizar el mundo como ninguna otra enfermedad”, destaca Trilla.
“Hay enfermedades infecciosas que causan Covid light todos los años, como la neumonía, que provoca 900.000 muertes anuales en niños, el 99% de los cuales vive en países en vías de desarrollo”, recuerda Bassat, para quien “lo trágico de esta historia es que ,cuando pase la Covid, seguirán muriendo 900.000 niños de neumonía, y otros tantos de malaria, de VIH, de diarrea, por no tener acceso a agua potable. Son enfermedades para las que hay herramientas de prevención. Y a nadie le importará, porque no afectarán a los países ricos”.
Según la OMS, más de la mitad de las muertes en países de renta baja se deben a enfermedades infecciosas, para muchas de las cuales existen vacunas o tratamientos, además de problemas en el embarazo y el parto, y carencias nutricionales, factores que apenas suponen el 7% de las muertes en países de renta alta. Solo la Covid-19 está siendo capaz de cambiar esa estadística.
La pandemia registra una media de cerca de 300.000 nuevos casos y 6.000 muertes diarias
Una letalidad seis veces superior a la gripe.
Al inicio de la pandemia, eran frecuentes las comparaciones entre Covid-19 y gripe, aunque pronto se empezó a ver que la Covid-19 era más letal que la gripe estacional y mucho menos benigna. La letalidad indica cuántos muertos se dan respecto al total de enfermos que produce una patología. En el caso de la gripe es del 0,1%, mientras que la de la Covid-19 es seis veces superior, según la OMS (del 0,6%). La gripe cada año produce entre 3 y 5 millones de casos y entre 290.000 y 650.000 muertes. En comparación, el virus del ébola, tiene una tasa de letalidad muy elevada, próxima al 50%. Los expertos juzgan que la letalidad de la Covid-19 podría cambiar cuando comience el invierno en el hemisferio norte (puesto que hasta ahora la mayor parte de la propagación se ha dado en los meses templados o cálidos). Conforme las temperaturas desciendan y el frío haga que más gente esté en interiores, donde hay más probabilidad de que se transmita la infección, es probable que aumente la tasa de letalidad. Según Theo Vos, del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud (IHME) en Seattle (EE.UU.), en España el escenario no es halagüeño. “Si no ocurre nada, en otoño esperamos que la tasa pueda aumentar dramáticamente y causar muchísimas más muertes. En la mayoría de los países del hemisferio norte, las cosas no pintan nada bien”.