Mapa de la respuesta inmune adaptativa frente al coronavirus
Supercomputación y genética molecular determinan cómo se comporta el sistema inmunitario frente al SARS-CoV-2, de donde esperan extraer datos útiles para el diagnóstico y tratamiento.
La sangre de pacientes infectados con el SARS-CoV-2 o que han superado la infección permitirá trazar un mapa de la respuesta inmune.
Sin vacunas ni antivirales específicos, la primera defensa frente a un virus nuevo es el sistema inmune. Conocer cómo se está comportando este sistema y aprender de ello resultará de gran ayuda para desarrollar pruebas diagnósticas más precisas y, posiblemente, tratamientos. También servirá para proporcionar una idea más certera de la extensión del virus en la población.
Con este objetivo, se está llevando a cabo un ambicioso estudio internacional. A partir de sangre de pacientes infectados con el SARS-CoV-2 o que han superado esa infección, se va a trazar un mapa de la respuesta inmune frente al nuevo coronavirus.
Detrás de ese esfuerzo científico se encuentran las compañías Adaptive Biotechnologies y Microsoft.
La información, compartida con la comunidad científica en tiempo real, proporcionará datos esenciales para mejorar y afinar el diagnóstico, entre otras cosas.
El estudio también cuenta con la colaboración de la Fundación Cris contra el cáncer. De hecho, uno de los investigadores que participan es Joaquín Martínez, jefe de Hematología del Hospital 12 de Octubre, en Madrid, y director de la Unidad CRIS de Tumores Hematológicos. Dos miembros de la Unidad CRIS participan en la recogida de muestras y selección de casos para esta investigación internacional.
El trabajo aúna la supercomputación y la genética molecular para generar conocimiento frente al coronavirus. Algo que, según destaca Martínez “hace no mucho podría tardar 5 ó 6 años, ahora se puede activar en meses. Por nuestra parte colaboraremos con la selección de casos y nos implicaremos en el proceso”.
La biotecnológica estadounidense Adaptive Biotechnologies está enfocada en la secuenciación masiva con técnicas de nueva generación (NGS) de los linfocitos implicados en la respuesta inmune adaptativa frente a los patógenos.
En concreto, analizan la secuencia genética del receptor TCR de los linfocitos T. Estos receptores reconocen al antígeno y activan la inmunidad frente al virus concreto. “Es una nueva forma, diferente a la medición de los anticuerpos, para saber si alguien ha estado expuesto a la infección y ha desarrollado inmunidad frente al virus”, explica a DM Martínez.
“Mediante el análisis bioinformático masivo, ahora se puede identificar qué secuencia genética del receptor TCR del linfocito T reconoce a un antígeno concreto y si un paciente presenta esa secuencia. Es posible porque ahora pueden analizarse en cada muestra millones de secuencias de linfocitos diferentes a la vez”, explica Martínez.
Al secuenciar el ADN de los receptores de los linfocitos T en muchas muestras, pueden identificarse potenciales rasgos inmunes que resulten útiles para el diagnóstico o quizá para hallar secuencias sobre las que desarrollar moléculas que neutralicen al virus.
Este trabajo de inmunosecuenciación se combina con las técnicas de inteligencia artificial aportadas por Microsoft.
“El objetivo de cara al futuro es determinar la prevalencia de la infección o qué zonas han estado expuestas al virus con bastante precisión. O desarrollar, seleccionando estos linfocitos, estrategias terapéuticas con linfocitos activados frente al coronavirus, que incluso sirvan para otras infecciones”.
Joaquín Martínez, de la Fundació Cris contra el cáncer
Ensayo de un posible antiviral
También con el impulso de Cris contra el Cáncer, el Área de Hematología del Hospital 12 de Octubre participará en un ensayo clínico para probar la eficacia de la plitidepsina -un compuesto aislado de un animal marino que inicialmente fue desarrollado como fármaco contra algunos tipos de cáncer, especialmente hematológicos- en pacientes con coronavirus.
Este ensayo multicéntrico está coordinado por el jefe de Enfermedades Infecciosas del 12 de Octubre, José María Aguado.
Según expone Martínez, “hemos comprobado que in vitro el compuesto tiene una actividad muy alta frente al virus. Ahora tenemos que determinar cuál sería la dosis más eficaz”. El estudio empieza con enfermos hematológicos y oncológicos, pero está abierto a todo tipo de pacientes con la Covid-19, también los no oncológicos.
Asimismo, se ensayará su administración en enfermos graves y también en un estadio inicial de la infección, pues se quiere determinar el alcance de su efecto antiviral, en concreto, si su bloqueo de la proteína celular EF1A evitaría la replicación del coronavirus. Sonia Moreno (DM)