Los ácaros, un enemigo aún más fuerte en otoño para los alérgicos
La inmunoterapia permite controlar la enfermedad y modificar su curso natural en las personas.
La dermatitis atópica (DA) es una de las enfermedades dermatológicas más prevalentes, en especial en la infancia —afecta hasta el 25% de niños menores de 7 años— pero también en adultos. Lejos de quedarse ahí, puede ser un punto de partida del proceso conocido como “marcha atópica”, que consiste en la aparición progresiva a lo largo de la vida (en ocasiones de forma simultánea) de otra serie de enfermedades alérgicas —alergia alimentaria, conjuntivitis, rinitis o asma alérgica—.
“En el curso natural se empezaría con una dermatitis atópica en el infante y que luego iría evolucionando a una alergia alimentaria y otra respiratoria. Pero no siempre se pasa por todas las fases”, explica Paula Ribó, especialista en Alergología del Hospital Clínic de Barcelona. Eso sí, “casi la mitad de los pacientes atópicos asocian una comorbilidad atópica”, añade Francisco José Navarro, dermatólogo del Hospital Universitario San Cecilio de Granada.
Poner el foco en la prevención primaria de la DA es fundamental. Con este fin, el calendario queda marcado en rojo con la llegada de cada otoño, ya que es en esta estación cuando los ácaros (uno de los principales agentes alergénicos) hace mayor acto de presencia. ¿Los motivos? Situaciones habituales en las viviendas como una mayor permanencia en ellas y, por ende, mayor exposición al polvo, menos oportunidades para ventilar o acciones como el ‘cambio de armario’. “Una barrera cutánea alterada, como ocurre en la DA, permite la penetración de alérgenos como el ácaro del polvo”, apunta Navarro.
¿Cómo identificar una posible alergia a ácaros? Cabe destacar el picor generalizado, empeoramiento de zonas afectadas por la dermatitis, congestión nasal o estornudos. Como medidas preventivas en el hogar están “el control de la humedad, airear espacios, hacer cambios más frecuentes del menaje de cama, aspirar en vez de barrer, etc”, enumera Paula Ribó. Pero la prevención también parte “del concepto de un cuidado adecuado de la piel, y el uso de productos de higiene corporal como aceites de ducha o jabones sin detergente que limpien e hidraten la piel, y la posterior aplicación de emolientes específicos con ingredientes como ceramidas y otros lípidos” detalla Navarro.
El abordaje terapéutico de estas alergias pasa por la medicación de control y/o de rescate, como antihistamínicos, inhaladores o corticoides tópicos. No obstante, los especialistas también señalan los beneficios de la inmunoterapia. “Ha demostrado que permite controlar la enfermedad y modificar su curso natural”, indica la alergóloga. En concreto, mejora los síntomas y la calidad de vida, y reduce la toma de medicamentos y el riesgo de desarrollar otras enfermedades alérgicas. Para ello, “existen las vacunas de la alergia inyectadas, y en comprimidos o gotas”, señala.
Proceso semejante en mascotas
La DA es también una de las patologías más frecuentes en animales domésticos, como el perro. No solo los síntomas son semejantes a los que pueden experimentar sus tutores, sino que también ‘comparten’ el principal patógeno causante: los ácaros. En este caso, con el agravante de una todavía mayor exposición a través de objetos como la colchoneta donde suelen descansar. A.R. barcelona