Haciendo frente a los cambios del cáncer
Por Teresa Curiel, médico especialista en oncología médica en HM La Esperanza.
En los últimos 40 años hemos aprendido que el cáncer es una enfermedad sistémica, donde las células tumorales van a ser capaces de distribuirse a través del torrente sanguíneo para instalarse y crecer a distancia en diferentes órganos, dando lugar a la enfermedad metastásica, responsable en último lugar de la muerte del paciente.
Por otro lado, y gracias a la incorporación de la biotecnología y a la posibilidad del manejo de miles de datos al mismo tiempo, en los últimos diez años hemos aprendido que el cáncer es una enfermedad dinámica, capaz de incorporar cambios moleculares en las células tumorales a lo largo del tiempo y como consecuencia de los tratamientos que se administran, generando así resistencias a fármacos ya utilizados y sensibilidad a nuevos tratamientos.
Este nuevo nivel de conocimiento ha hecho que el manejo del cáncer haya cambiado absolutamente durante el proceso diagnóstico y terapéutico. La posibilidad de hacer secuenciación masiva de los tumores tanto en tejido sólido como en biopsia líquida, y la posibilidad de identificar estas características moleculares en el DNA tumoral, nos permite desarrollar terapias dirigidas, en ocasiones, con muy buenos resultados en términos de supervivencia y calidad de vida, dando al paciente no solo una nueva oportunidad terapéutica, sino que le damos una oportunidad de tratamiento personalizado con un fármaco que actúa contra una diana concreta que hemos identificado en el tumor a tiempo real.
Una de las herramientas más completas de las que disponemos en este momento son los estudios genómicos de OncoDNA, plataforma diagnóstica que ofrece diferentes posibilidades de estudio de DNA, RNA y proteínas, tanto en sangre como en tejido, y que en el caso de la sangre, con su estudio OncoTRACE, permite seleccionar paneles de secuenciación adaptados a distintos tipos tumorales con el estudio de 40 genes y la posibilidad de estudiar 15 genes más a elección del prescriptor. La identificación de dianas terapéuticas accionables en enfermedad metastásica es, sin duda, uno de los objetivos, pero la posibilidad de realizar biopsia líquida, además de evitar biopsias de tejido mucho más invasivas, permite la cuantificación de DNAtc en tiempo real y la posibilidad de monitorizar la enfermedad y adelantarnos su progresión. Son enormes logros y es nuestra responsabilidad trasladarlos a la práctica clínica habitual ofreciéndole a los pacientes información veraz y útil. Sin embargo, no nos conformamos, y el gran reto ahora mismo es trasladar todo este conocimiento a la enfermedad precoz y generar herramientas que nos permitan seleccionar qué pacientes se van a beneficiar de tratamientos adyuvantes y cuáles no, evitando los sobretratamientos y optimizando los recursos, además de evitar el coste biológico que para un paciente supone el someterse a un tratamiento de quimioterapia. GM