¿Hacia dónde va la Sanidad?
Dr. Enrique Ferrer Rodríguez
En los más de 40 años de ejercicio profesional que he tenido el privilegio de vivir, he podido observar una evolución del modelo médico en nuestro país. A pesar de la excelente sanidad pública por la que hemos luchado y conseguido en nuestro país, hoy me encuentro en una sociedad que no entiende del todo que la medicina tiene un elevadísimo coste. Sea pública o privada alguien la tiene que pagar. El coste actual de la sanidad es casi astronómico, producto de la creciente tecnificación médica y progreso de la farmacia. Los políticos se encargan de esconder esta realidad. ¿Tenemos realmente la Sanidad que podemos permitirnos?
El aumento de las listas de espera y los déficits en la atención sanitaria pública han motivado a que la demanda de la medicina privada aumente. En las compañías de seguros, que parecen ser un gran negocio, los procedimientos quedan bien cubiertos a expensas de unos pagos exiguos en los honorarios médicos, en ocasiones hasta vergonzosos, que obligan al facultativo a realizar un volumen importante de actos médicos para poder cuadrar las cuentas. En esos casos, a veces, esa medicina es ocasionalmente despersonalizada y de escasa calidad. La última perversión del Sistema es la reconversión de los distintos centros históricos privados del país en un conglomerado sanitario basado en un tejido que promociona la “marca blanca”, a expensas de que el negocio de los médicos pase a manos de las citadas organizaciones.
Ya no hay proyecto sanitario ni otra filosofía que soporte el sistema privado que no sea el estrictamente económico. Los grandes hospitales privados del país, en manos de monopolios financieros, gestionan grandes números y un enorme volumen proveniente de la medicina mutual, sin que importe demasiado la antaño prestigiada calidad de esos hospitales y clínicas que se afanaban en reunir en ellas a los mejores especialistas del país.
La creciente sociedad del low cost se ha impuesto también en la medicina de nuestro país. Lo peor es que nadie ha explicado que tenemos que gastar bastante más en el mantenimiento de nuestro más preciado bien: la salud. Al final resulta muy difícil de entender y aceptar la salud low cost, sobre todo cuando estamos enfermos.
¿Sanidad, Quo Vadis?