El hígado graso no alcohólico podría ser factor de riesgo de demencia
La alteración cardiovascular concomitante que suele acompañar a la patología hepática parece justificar la tasa global de demencia un 38% mayor. El hígado graso no alcohólico afecta a un 25% de personas en todo el mundo.
Las personas que presentan enfermedad del hígado graso no alcohólico, también conocida como esteatosis no alcohólica, pueden tener un mayor riesgo de demencia, según los datos de un trabajo que publica Neurology y que ha coordinado Ying Shang, del Instituto Karolinska de Estocolmo (Suecia). También señalan que en las personas con esta enfermedad hepática que además padecen cardiopatía o que han sufrido un accidente cerebrovascular (ACV) el riesgo parece ser más elevado.
La enfermedad del hígado graso no alcohólico afecta hasta al 25% de las personas en todo el mundo y es una de las enfermedades hepáticas más comunes. Además, no suele presentar síntomas, así que muchas personas desconocen que lo padecen y cuando aparecen los primeros síntomas suelen sentirse fatigados o con molestias en la parte superior derecha del abdomen.
El problema es que no existen métodos sencillos de averiguar cuándo una esteatosis o hígado graso simple ha pasado a convertirse en la mucho más alarmante esteatohepatitis.
“Es una enfermedad silente, no da síntomas”, señalaba a DM Carmelo García-Monzón, hepatólogo de la Unidad de Investigación del Hospital Santa Cristina, de Madrid, y miembro del Ciber de Enfermedades Hepáticas y Digestivas (CiberEHD). “No se puede diagnosticar mediante un análisis de sangre porque las transaminasas son normales en el 50% de los pacientes y las pruebas de imagen, como la ecografía, tampoco son suficientemente esclarecedoras”.
El papel del síndrome metabólico
El consumo excesivo de alcohol puede provocar esta enfermedad, pero en el caso del hígado graso no alcohólico, la obesidad o afecciones relacionadas como la hipertensión arterial o la diabetes tipo 2, todos relacionados con el síndrome metabólico, son algunos de los mayores enemigos. En un menor porcentaje se puede deber a una inflamación o daño hepático.
Precisamente, y según Shang, la hipertensión, la diabetes y la obesidad, son trastornos metabólicos y factores de riesgo comunes para el desarrollo de hígado graso no alcohólico y de la demencia. Así, el nuevo estudio se centró en determinar si había una relación entre esta forma de enfermedad hepática y el riesgo de demencia de una persona, independientemente de estos factores de riesgo.
Los investigadores analizaron 30 años de registros nacionales de pacientes suecos e identificaron a a 2.898 personas de 65 años o más a las que se les había diagnosticado hígado graso no alcohólico. Posteriormente, registraron a 8.357 personas que no padecían la enfermedad y que coincidían en edad, sexo y ciudad de residencia en el momento del diagnóstico.
Tras más de cinco años de seguimiento, 145 personas con hígado graso no alcohólico, es decir, el 5%, fueron diagnosticadas de demencia, en comparación con 1.291 personas sin enfermedad hepática, es decir, el 4,6%.
Los investigadores ajustaron los factores de riesgo cardiovascular, como la hipertensión y la diabetes, y descubrieron que, en comparación con las personas sin enfermedad hepática, las personas con hígado graso no alcohólico tenían una tasa de demencia global un 38% mayor.
Al examinar específicamente la demencia vascular causada por un flujo sanguíneo inadecuado al cerebro, se observó que las personas con enfermedad de hígado graso no alcohólico tenían una tasa un 44% mayor que las personas sin enfermedad hepática. Sin embargo, no se encontró una tasa más alta de Alzheimer.
Las personas con enfermedad hepática que también tenían una enfermedad cardíaca tenían un 50% más de riesgo de demencia. Los que tenían enfermedad hepática y accidente cerebrovascular tenían un riesgo 2,5 veces mayor de demencia.
Según Shang, los resultados muestran que el hígado graso no alcohólico está asociado al desarrollo de la demencia, que puede estar impulsada principalmente por el daño vascular en el cerebro”, explica Shang. “Estos resultados ponen de relieve la posibilidad de que el tratamiento específico de esta forma de enfermedad hepática y de la enfermedad cardiovascular concomitante pueda reducir el riesgo de demencia”.
Como resume García-Monzón, la enfermedad hepática por depósito graso, también conocida como hígado graso o esteatosis no alcohólica, es con diferencia la patología más frecuente que afecta a este órgano, puesto que se calcula que afecta a aproximadamente el 25% de la población española.
“Un 25 por ciento de esas personas -es decir, el 5 por ciento de la población global- van a tener esteatohepatitis, que es hígado graso asociado a inflamación. Esos son los casos preocupantes; el resto sólo padecen una alteración ecográfica o analítica”. Raquel Serrano