Diálisis en cualquier lugar
Las personas con insuficiencia renal crónica pueden seguir un tratamiento puntual por todo el mundo
“El vaso puede estar medio lleno o medio vacío, y para mí está medio lleno siempre”, afirma Bernd Brausch quien, a pesar de haber sido diagnosticado de Enfermedad Renal Crónica (ERC) hace ya 15 años, no deja de expresar su alegría y su gran entusiasmo por una de sus pasiones, viajar. Ayer fue su cumpleaños, dice, nada más y nada menos que 80 años es lo que cumplió este alemán afincado en nuestro país. ¿Su ilusión? Seguir viajando, afirma. Un deseo que ni el tratamiento de diálisis le puede arrebatar. Tras varios intentos fallidos, él ya no es candidato a trasplante de riñón, por ello, necesita acudir regularmente a centros donde le puedan realizar la hemodiálisis para poder depurar de “forma artificial” su sangre. Como Bernd, existen muchas otras personas en nuestro país. Concretamente, hay unos cuatro millones de ciudadanos que padecen la ERC y 50.000 necesitan tratamiento sustitutivo. Se calcula que un 50% se tratan mediante diálisis, de los cuales un 90% mediante hemodiálisis y un 10% mediante diálisis peritoneal, según la Sociedad Española de Nefrología (SEN) y la Organización Nacional de Trasplantes (ONT).
La necesidad de acudir a un centro para recibir el tratamiento de hemodiálisis provoca que muchos pacientes vean, de forma errónea, limitada su vida y viajar se convierta en algo arriesgado. La falta de información es el principal inconveniente. “Tienen miedo a no poder ser capaces de organizarlo todo, porque no sólo es el viaje, sino que también deben gestionar tanto el alojamiento como la clínica para el tratamiento”, explica Paulina Walkowiak, coordinadora del programa de diálisis vacacional a nivel nacional de Diaverum, primer grupo independiente europeo de diálisis con más de 22.000 pacientes en todo el mundo.
La hemodiálisis es un tratamiento igual de importante como necesario, pues permite depurar el exceso de agua y electrolitos y controlar la acidosis y la función excretora. “Normalmente el tratamiento se realiza tres días a la semana, durante un tiempo medio de cuatro horas diarias, en los que se filtra la sangre”, explica Teresa Martínez, área manager de Andalucía y Galicia de Diaverum. “Durante las sesiones suelo leer, veo la televisión, duermo un rato o incluso charlo con las enfermeras”, explica Bern Brausch. Diaverum atiende a 2.700 personas en España para que, como Bernd, sean capaces de viajar donde quieran y puedan seguir el tratamiento en las mejores condiciones estén donde estén. Aunque el alemán ya tiene sus destinos favoritos donde ya es asiduo, como Torre del Mar y Nerja. La compañía cuenta con un total de 29 centros situados por toda España, principalmente en zonas turísticas.
Además, “en aquellas zonas donde no tenemos centros, nos encargamos de buscar la clínica más cercana y encontrar todas las alternativas para que el paciente pueda recibir su tratamiento”, apunta Paulina Walkowiak y añade Teresa Martínez, “también mantenemos el contacto con los centros a los que van los pacientes para que haya un seguimiento a nivel médico”.
Ayer cumplió años Bernd, no se sabe cuál será su siguiente destino, quizás repita hacia Nerja o quizás prefiera quedarse en Torre del Mar, donde las enfermeras son, dice, “encantadoras”. Lo que sí se sabe es que su positividad es fruto, en parte, a que no ha dejado que la enfermedad limite su libertad, porque como él mismo dice, el vaso puede estar medio lleno o medio vacío, “para mí está medio lleno siempre y, en el centro de diálisis de Torre del Mar, lo está aún más”, concluye.