Cómo cuidar nuestro órgano más grande: la piel
Alrededor del 15% de la población se quema en verano.
La piel es el órgano con más extensión de todo el cuerpo y, por tanto, el que se encuentra más expuesto a los factores externos. En verano, estos factores, como el sol, pueden afectar nuestra salud, por lo que se deben extremar las precauciones e intentar cuidarla lo mejor posible. Para esto, es necesario tener en cuenta algunos aspectos para poder proteger la piel correctamente.
El sol es el principal factor externo que puede incidir negativamente en la salud de la piel. Según la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDU), las quemaduras son habituales. Alrededor del 15% de la población se quema en verano. Esto es debido a que los rayos ultravioletas pueden dañarla. El grado de radiación ultravioleta puede variar según la hora, por lo que se recomienda usar protector solar durante todo el día, aunque debemos ser más insistentes en su uso en las horas en las que la radiación es mucho mayor. A partir de las 10 de la mañana y hasta las 4 de la tarde, la radiación de rayos ultravioleta es bastante alta, por lo que en este horario se recomienda no exponerse al sol.
Es más, aunque el día esté nublado, las nubes dejan pasar al menos el 80% de radiación. Según advierte la doctora Ana María Molina, dermatóloga del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid, “hasta el 80% del envejecimiento de la piel es debido al sol”, por lo que es recomendable utilizar cremas con protector solar. Asimismo, el agua no protege de los rayos ultravioletas, ya que permiten el paso de al menos el 50% de la radiación.
Proteger la piel en verano
La primera acción que se debe llevar a cabo es la de proteger nuestra piel con una crema solar y con un factor de protección mínimo de 30. Para utilizarlo correctamente, será necesario aplicar una cantidad contundente en todas las partes del cuerpo que se encuentren expuestas, sin olvidarnos de zonas como pueden ser el cuello, las orejas, o el dorso de los pies y de las manos.
Por otro lado, aunque no parezca importante, debemos comprobar que la crema solar no está caducada, sobre todo si se ha adquirido en otras fechas del año o se conserva de las vacaciones pasadas, ya que esto podrá influir en su durabilidad y efectividad. También se deberá aplicar 15 minutos antes de la exposición al sol y repetir el proceso cada dos horas.
Asimismo, para protegerse, deberemos usar algunas piezas que puedan cubrir las partes más delicadas del cuerpo. Por ejemplo, el uso de una gorra puede ser de gran ayuda.
Otra forma de cuidar la piel en verano es conseguir que se mantenga hidratada. Para ello, se recomienda beber agua con bastante frecuencia para evitar deshidratarnos. Esto es importante, ya que el sol y la deshidratación son algunos de los factores que más afectan el aspecto y salud de nuestra piel, causando el envejecimiento cutáneo. Sin embargo, también hay que prestar atención a la higiene y la limpieza, ya que puede convertirse en una gran aliada para el cuidado de la dermis. Se recomienda limpiar la piel y, especialmente, el rostro, al menos dos veces al día, por la mañana y por la noche, y utilizar productos específicos como el agua micelar. Una vez que nuestra piel se encuentra limpia, será necesario que apliquemos crema hidratante y con activos regeneradores que protegerán el órgano en mayor medida. Llevando a cabo estas pequeñas indicaciones y consejos, podemos evitar causar daños a la piel. Durante el verano es muy frecuente ver cómo se quema o se enrojece, lo que puede tener muy malas consecuencias para la salud cutánea. Por ello, es preferible evitar riesgos y preparar la dermis para disfrutar completamente de las vacaciones de verano. M.N.