Menos fumadores, más rentabilidad
Jaume Guixà. Profesor de Prevención de Riesgos Laborales
Desde que se aprobara la actual Ley Antitabaco, hace ya más de dos años, se calcula que cerca de un millón de personas han dejado los cigarrillos. Con la normativa se han conseguido disminuir los ingresos por asma infantil y por infarto agudo de miocardio. Pero son muchos los españoles que aún no son conscientes de los peligros que comporta el tabaquismo. Tampoco los son las empresas. De entrada, se calcula que un trabajador que fuma pierde unos 25 minutos al día, con una media de casi tres salidas, para fumar durante su jornada laboral. Este tiempo, según la Confederación Alemana de Pymes, supone unos coste de 28 millones de euros anuales para las empresas germanas. Asimismo, según un estudio realizado en Reino Unido por la Universidad de Nottingham, un trabajador que fuma tiene un 33% más de probabilidades de faltar al trabajo que los no fumadores. De hecho, este informe indica que se ausentan una media de 2,7 días más por año.
El abordaje de la prevención del consumo de tabaco en el ámbito laboral requiere de estrategias y actuaciones específicas en las que son necesarias la implicación tanto de las empresas como de los trabajadores. Llevar a cabo estrategias de información sobre las consecuencias del consumo en todos los ámbitos (personal, familiar, social, laboral y legal) resulta clave para una correcta prevención. Además, se debe crear un entorno saludable, fomentando hábitos de vida sanos y eliminando aquellos factores que pueden favorecer el consumo del tabaco, como el estrés. Pero, además, las empresas deberían involucrase en todo el proceso de deshabituación tabáquica. No sólo son importante las acciones de detección precoz para revelar el problema, también es conveniente que los empresarios ofrezcan alternativas para el tratamiento del trabajador, entendiendo la situación de cada uno.
Ahora se plantean nuevos retos para las empresas. Y es que a las puertas de muchos locales o edificios de oficinas con frecuencia se crea una zona de mayor contaminación, según han demostrado algunos estudios. Los especialistas ya empiezan a reclamar que se establezca una línea de seguridad que marque un espacio mínimo libre de humo, evitando así que se acumule en una misma zona.