Valentín Fuster, cardiólogo: “Cuanto más tarde uno empieza a cuidarse, el resultado es mucho más caro”
A los 78 años, el cardiólogo Valentín Fuster sigue una agenda de infarto. Lidera el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), el Instituto Cardiovascular del Mount Sinai Medical Center de Nueva York y la Fundación SHE. Eso supone pocas horas de sueño y un viaje transoceánico a la semana. Nada le apea de intentar bajar las cardiopatías del podio de la primera causa de mortalidad en el mundo.
-¿Qué tal va el corazón del adalid del corazón?
-Muy bien. Este verano estuve en España y en dos semanas hice 500 kilómetros en bicicleta, la mitad en subida.
-¿Qué más hace usted por su miocardio?
-Es una cuestión de método. La vida tiene unas prioridades y las has de seguir. Para mí la salud es una prioridad, y no porque quiera vivir más años, sino porque tiene que ver con la vitalidad, la autoestima y, sobre todo, el poder cognitivo. Cuando alguien me pregunta “¿las nueces van bien?”, le contesto: “Déjate de nueces, para cuidar el corazón sube las escaleras y ve a tu cerebro”.
-¿Al cerebro?
-El día que captas que tu salud es la prioridad, tu cerebro te dirige a hacer ejercicio, dejar de fumar, cuidar el peso, controlar la presión. Y si te cuidas, tienes mejor cerebro. Estamos viendo que hacerlo de joven ayuda a prevenir la degeneración senil. Para eso hace falta una motivación: crear una cultura del estar bien.
-Hay más información y las cardiopatías isquémicas se han duplicado desde los 90.
-Durante los primeros años la mortalidad cardiovascular bajó por la disminución del tabaquismo y por la tecnología –las ucis coronarias, los desfibriladores, los marcapasos, los ‘stents’–; pero en los últimos cinco la mortalidad ha aumentado de manera alarmante por la obesidad y, paradójicamente, por la tecnología. No dejamos morir a los enfermos.
-¿Eso no es bueno?
-El resumen es que cuanto más tarde uno empieza a cuidarse, el resultado es mucho más caro.
-¿Qué le dice a los menores que inhalan óxido nitroso cuando salen de fiesta?
-¿Qué les enseñamos nosotros? Trabajamos en un programa con más de 50.000 niños, de diversos lugares del mundo, en el que les enseñamos en seis meses cómo funciona su cuerpo, claves de nutrición, rutinas de ejercicio físico y –y aquí viene la respuesta–a controlar las emociones. Les enseñamos a decir “no” cuando se les presentan sustancias tóxicas: alcohol, drogas, nitrógeno inhalado. Le aseguro que a edades tempranas captan lo que les decimos.
“A los niños hay que enseñar a controlar las emociones, y lo captan”
-Ser positivo y altruista previene infartos, ha dicho alguna vez.
-Las siglas de la Fundación SHE significan ‘Science’ (ciencia), ‘Health’ (salud) y ‘Education’ (educación). A la hora de ponerlas, pensé también en el judaísmo, el budismo y el cristianismo, que ponen énfasis en el conocimiento, la positividad y el altruismo.
-Desciende de chuetas, judíos conversos de Mallorca.
-Soy una persona espiritual.
-‘SHE’ también significa ‘ella’ en inglés. Y en cardiología aún hay una brecha de género.
-La salud de la mujer fue una de las cuatro misiones a tener en cuenta para la salud del futuro recogidas en el documento que presentamos en 2017 al presidente de EEUU. Las dos primeras predijeron que habría una pandemia y que no estábamos preparados para luchar contra las nuevas resistencias de virus y bacterias.
-No le hicieron caso.
-Dejemos el impacto que tuvo en el Gobierno de EEUU para otra ocasión. La buena noticia es que, en los últimos tres años, en toda institución académica responsable hay un grupo dedicado exclusivamente a la mujer. El CNIC ha participado en la detección precoz de los síntomas de infarto realizada en un autobús itinerante por Madrid.
-A Madrid viaja una vez por semana. Está ocho horas y vuelve. ¿Sabe qué es la fatiga?
-No lo sé. Sí sé que la sociedad me ha dado muchísimo y que ahora mi misión es dar a la sociedad. Soy de los que creen que si mueves un centímetro, tienes justificada tu vida.
-Duerme cuatro horas.
-Pero duermo profundo.
-Pudiendo gozar de un merecido descanso…
-La respuesta le parecerá arrogante y yo no lo soy: acabo de firmar un nuevo contrato con el Mount Sinai Medical Center. Eso constata que estoy haciendo algo que vale la pena.
-Naturalmente.
-Esa motivación que encuentro alrededor me da gasolina para seguir adelante. Y en CNIC me encuentro con 400 investigadores, gente joven con mucho entusiasmo y positividad.
-¿Nunca le han roto el corazón?
-He tenido buenos y malos momentos, pero en los malos siempre supe que vendrían los buenos. La vida ondula y soy resiliente. Núria Navarro (EP)