Para combatir el calor es mejor no ducharse con agua fría
Está demostrado que el agua fría no nos refresca, sino más bien todo lo contrario, nos sofoca. El motivo es bien sencillo. Debido al cambio brusco de temperatura, el organismo se ve forzado a compensar rápidamente la bajada de temperatura, de manera que gasta más energía en recuperar los 36,5 grados centígrados y ello, provoca mayor sensación de calor. Por este motivo, es más aconsejable ducharse con agua templada que con fría para apaciguar el calor. Incluso, el neurocientífico Robin McAllen, del Florey Institute of Neuroscience and Mental Health, aconseja beber una taza de té caliente en los días más calurosos. Al estimular la sudoración, se refuerza uno de los mecanismos con los que cuenta el organismo para refrigerarse.
Sin embargo, hay situaciones en las el agua fría es más recomendable. Hablamos de los deportistas o de los que desean perder peso. Según el New England Journal of Medicine, tras realizar un ejercicio intenso, el agua fría ayudará a recuperar los músculos de manera más rápida. Se recomienda que la ducha dure al menos 24 minutos y que el agua esté entre unos 10 y 15 grados centígrados. Aquellos que deseen perder peso, el agua fría también puede ayudarles. Está demostrado que la baja temperatura del agua ayuda a activar la grasa responsable de quemar calorías para generar calor.