Menopausia pasajera y sin riesgos
La menopausia no es una enfermedad, es una etapa natural del ciclo vital femenino. Cada mujer tiene una capacidad distinta de suplir la producción de estrógenos. Por ello, no todas pasan por la menopuasia de igual manera, los síntomas varían siendo muy notorios en unas y apenas perceptibles en otras. Sofocos, falta de concentración y depresión son algunos de los síntomas que las mujeres pueden experimentar ya desde el periodo pre-menopáusico. Algunas tienen problemas más graves como síndrome metabólico, asociado a alteraciones cardiovasculares, y pérdida de densidad ósea. Durante el climaterio se puede llegar a perder hasta el 5% de masa ósea, y en los años posteriores entre un 1% y un 2% anual. Actualmente la esperanza de vida de la mujer sobrepasa los 80 años, lo que representa que pasará un tercio de su vida en estado de déficit hormonal, aumentando como consecuencia la prevalencia de osteoporosis. Diversos estudios han relacionado la vitamina K y el ácido Omega-3DHA con la capacidad de combatir los síntomas silenciosos de la menopausia.
Hasta ahora se conocía la relación de la vitamina K especialmente con la coagulación sanguínea. De hecho, si sus niveles están por debajo de lo considerado óptimo, se produce un trastorno de la coagulación. Ahora se sabe que esta vitamina tiene muchas otras funciones. Entre otras cosas, explica Mónica Bulló, profesora de nutrición de la Universidad Rovira i Virgili, la vitamina K, de manera indirecta, favorece la absorción de calcio en el hueso y, en definitiva, la formación ósea. Con el cese de producción de estrógenos desaparece la regulación del recambio del hueso. La menopausia es un proceso en el que aumenta el riesgo de osteoporosis y en el que se produce resistencia a la insulina, que muchas veces se asocia a un aumento de peso y mayor riesgo de diabetes. De manera que la vitamina K puede jugar un papel muy importante en la prevención de la osteoporosis y la alteración del metabolismo de la glucosa que acaba con la aparición de una diabetes, aclara Jordi Salas-Salvadó, catedrático de nutrición del mismo centro. La mayor ingesta de vitamina K también puede jugar un destacado papel preventivo frente a enfermedades cardiovasculares como diabetes y la calcificación de las arterias. Hay muchos tipos de vitamina K, la filoquinona (k1) y la menaquinona (K2) son las que se relacionan con estos beneficios. La primera se concentra sobre todo en verduras de hoja verde y algunos aceites. La K2, en cambio, está presente en productos animales, principalmente en la carne y algunos productos lácteos, como los quesos, informa Bulló. Se considera como ingesta adecuada de vitamina K aquella que se sitúa alrededor de 90 mcg al día.
Por otra parte, en los últimos tiempos se ha dado a conocer la teoría del triage, desarrollada por el profesor Bruce Ames, de la Universidad de California, que plantea la hipótesis de que la supervivencia humana se alcanza priorizando la asignación de micronutrientes disponibles. Ames expone que enfermedades relacionadas con la edad, como las cardiovasculares, la demencia y también síntomas menopáusicos, pueden estar causadas por los mecanismos de defensa del cuerpo, que se activan en periodos de carencia de algunos minerales y vitaminas. La selección natural favorece la supervivencia a corto plazo a expensas de la salud a largo plazo. Dicho de otra manera, la teoría de Triages pone de manifiesto que la deficiencia de micronutrientes aumenta enfermedades de comienzo tardío y acelera el envejecimiento y el deterioro neuronal.