Mantener la salud mental en tiempo de confinamiento
Por Jordi Fernández-Castro, catedrático de Psicología de la UAB y Coordinador del Grupo de Investigación en Estrés y Salud (GIES).
Ya hemos aprendido que hay una cosa más importante que protegerse del covid -19, que es proteger a los demás y, especialmente, a los más vulnerables. Con la salud mental pasa exactamente lo mismo, mantener nuestra salud mental repercute en nuestro bienestar y en el de las personas que nos rodean. Es más, mantener un estado de ánimo equilibrado y no dejarse llevar por el desánimo, el pánico o la rabia es una contribución inestimable a la lucha contra la enfermedad. No es posible dar recetas que valgan para todos, cada uno tiene sus circunstancias particulares, pero voy a intentar llamar la atención sobre cinco puntos clave que pueden ayudar, sencillamente, a resistir.
- Aceptar el malestar.Hay que ser consciente de que el confinamiento se va a hacer largo y de que puede haber dificultades. Vamos a hacer planes que luego no se cumplirán, vamos a tener momentos de bajón, o arrebatos de ira, malhumor e impotencia. Lo importante es saber reconocer que es normal que tengamos momentos malos y que después ya nos recuperaremos. No pretendamos vivir en un estado de optimismo permanente, vamos a tener momentos alternos de ánimo y desánimo. Seamos realistas y aceptemos con franqueza que lo vamos a pasar mal, y así, con la misma franqueza, podremos sonreír cuando haya pasado el mal momento.
- Controlar la información.Hay que ceñirse a fuentes fiables y contrastadas. Mejor informarse una vez al día y no estar continuamente pendiente de las novedades. Hay que huir de los bulos y de las noticias falsas que discurren por las redes, son especialmente nocivas para nuestra confianza y nuestro bienestar. Las noticias falsas tienen apariencia de verdad, se difunden con mucha rapidez, y luego cuando se desmienten, el mal ya está hecho. Hay que huir de la sobreinformación, no podemos saberlo todo y ni ser especialistas en enfermedades contagiosas, confiemos en las explicaciones de los médicos y autoridades.
- Apoyarse en los demás.Es el momento de mantenerse en contacto con familiares, amigos y vecinos, para compartir y ayudarse. Tenemos que tener presente continuamente que hay muchas otras personas a las que le está pasando exactamente lo mismo que a nosotros. Olvidémonos de los incívicos que no cumplen las normas y busquemos el contacto con los que cumplen y que intentan ayudar y animar a los demás. Por suerte, el confinamiento no significa incomunicación, podemos aprovechar para intensificar nuestros contactos sociales aunque sea a distancia.
- Organizar las rutinas. Es importante establecer rutinas y mantener horarios, sobre todo los del sueño y de las comidas. Hay que incluir ejercicio físico porque es imprescindible para la salud y también actividades divertidas que nos permitan no pensar en la situación general durante un buen rato. Si se hace teletrabajo, mantener un horario y un lugar segregado para realizarlo. Y recordar que también necesitamos momentos de intimidad, de estar a solas y hasta de aburrirse. Pero si, luego, la organización no funciona y no se cumplen los horarios, no pasa nada, hay que volver a intentarlo al día siguiente.
- Refrenar las expectativas.No sabemos qué pasará, cuándo durará la situación, si nos contagiaremos nosotros o alguien cercano. Pero si empezamos a pensar en todo lo que podría pasarnos, llegaremos a la desesperación, nos hace más daño la incertidumbre sobre el futuro que las amenazas reales. No especulemos con el futuro, vivamos en el presente, hagamos lo que toca hacer hoy y ya veremos si hay alguna novedad o no. No hay que avanzarse a los acontecimientos.
En resumen, si se quiere mantener la salud mental, hay que hacer sencillamente lo correcto; es decir centrarse en lo que cada uno puede hacer y llevarlo a la práctica. Nuestro futuro depende de la evolución de la enfermedad, de los recursos de las administraciones, del comportamiento de otras personas, esto es abrumador y nos muestra que somos frágiles y estamos expuestos a factores que están fuera de nuestro alcance. Precisamente por esta aplastante perspectiva, debemos mirarnos a nosotros mismos y preguntarnos ¿Qué puedo hacer yo para contribuir? Podemos, sobre todo, seguir las instrucciones y recomendaciones de los médicos y sanitarios y mantener la convivencia. Esto es sencillamente hacer lo correcto; y hacer lo correcto junto con aceptar nuestras emociones tal y como son, es nuestra mejor contribución para mantener la salud mental, la nuestra y la de los demás. Publicado en El Periódico